Para quienes no pudieron evitar ir a Ikea, y con razón (bonito diseño +buen precio), se les recomienda sí esquivar su casino/restaurante. Las famosas albóndigas suecas, algo livianas (preferimos el full peso de la carne), con un porongo de puré y unas cuantas arvejas, con algo de salsa y servida en bandeja de casino escolar, no es lo que pueda calificar de experiencia religiosa. No es caro, y en tiempos de inflación en los restaurantes, a $4.990 no está nada mal (aunque igual cobren ese mini pan –“amasado” según la boleta- a $290). Pero si a un par de minutos está el patio de restaurantes del mismo mall, y no hay apuro y no se quiere ahorrar, digamos que dar esos pasos podría ser algo recomendable.
En esta ocasión se optó por el Mesón del marinero. Sin patente de alcoholes aún, se procedió con unas limonadas algo frozen ($3.900 c/u).
Para empezar, una canastita de diversos fritos marinos ($13.900), hechos a la perfección. Muy crocantes, entre aros de calamar (que, gracias a Neptuno, no eran esos XL tan gomosos), trozos de pulpo, algo de pescado y un ostión huacho. Por abajo llevaba unas papas fritas, por lo que el volumen visible no era tan generoso como se percibía a la primera. La salsita anexa, algo así como una triste mayo enchulada, podría mejorarse con un poco más de amor. ¿Una tártara en regla, por ser?
De fondos, algo que sonaba bien: atún saltado ($14.900), el que podría haber calzado a la perfección hecho con esa técnica peruana de la cebolla y el tomate, pero que en esta ocasión venía recocido y seco. A la par, un cebiche mixto protagonizado por la omnipresente reineta ($13.900). Bien de sazón, aunque algo salado. Y con muchísimo choclo y un trozo de camote algo triste. Junto a estos dos platos, un caldillo de congrio ($15.900) de buen sabor y con una generosa presa, aunque servido en una sartén plana de hierro. ¿Sabrán que para eso se inventó el plato hondo, para no tener que andar inclinando el contenedor para cucharear la sopa? Experiencia de usuario al debe, parece.
Para terminar, un cheesecake de frutos rojos ($5.500) que llegó lento y con la textura cristalizada de la congelación.
¿Habrá que conformarse con las tan económicas albóndigas de casino, entonces?
Santiago Open Gourmet. Av. Pdte. Kennedy 5601, Las Condes.