Vi a dos expertas conversar por Zoom sobre cómo comunicar noticias “difíciles” en salud (Ver https://bit.ly/3q2Xwn1).
Porque es imposible eliminar las malas noticias, y es peor enfrentarlas con la conspiración del silencio. Uno tiende a mirar para el lado, o tragárselas bien adentro.
La Dra. Vanessa Cantillano, psiquiatra de la U. del Desarrollo y la Clínica Alemana, afirma que una buena comunicación de las malas noticias logra que el paciente comprenda y se adapte a la nueva situación.
Lo que no se puede hacer es ignorar al paciente, su capacidad de decidir, dice. El médico se debate entre dos valores: la autonomía (el derecho del paciente a conocer la verdad) y la beneficencia (hacer lo mejor para cada persona).
El riesgo es caer en el paternalismo y decidir por el otro. Es lo que me atraería hacer.
Y si el paciente no está en condiciones de reaccionar, la doctora pide recurrir a su biografía: ver su historia. Así explicará mejor a los familiares cuáles son los recursos disponibles y los eventuales riesgos.
Informar, dice la psiquiatra, no es transmitir una fotografía, sino que mostrar una película, un desarrollo. Así apoyará el proceso emocional durante el cual el paciente podrá aceptar la enfermedad y la muerte. Tan crudo, tan real.
De partida, recomienda advertir al paciente que se le va a entregar información dolorosa, difícil. Eso ayuda a bajar la ansiedad y a comprender. Y hay que recurrir a palabras corrientes y específicas, no a términos médicos.
Pausar, dar tiempo a digerir cada información. Y recordarles que, si existe un mal pronóstico, el dolor puede manejarse, y el equipo de salud mental, apoyar.
Es sano responder a las emociones, “veo que está triste”, “que tiene miedo”, “es normal sentirse así en una situación como esta”. Comprender que el paciente y los familiares no quieran aceptar.
Después, preguntarle al paciente si se siente preparado para conversar sobre el tratamiento. Así, compartir con él o con ella, más sus familiares, la responsabilidad de las decisiones. Ofrecerles “estaremos con ustedes todo el camino”.
La psicóloga Carolina Alessandri, de oncología en la Clínica Alemana, insistió en que la comunicación de malas noticias debe enseñarse a todos los médicos. (Yo imagino las situaciones que deben enfrentar).
Subrayó la importancia del lugar y el momento adecuado para conversar. Ojalá estén los familiares y el equipo médico.
Comunicar no es un proceso informativo sino de relación, dijo. Deliberar juntos. Propone usar el plural: “No sabemos, vamos a hacer lo posible”.
El Dr. Patricio Ledezma, urgenciólogo en Arica, señala que si bien se recomienda mantener la distancia, a veces le brotaba abrazar más que explicar. ¿Qué hacer?
Magdalena Fuentes, actriz que entrena a médicos en la comunicación, opina que lo mejor es no pensar en uno, sino que focalizarse en el paciente, en los familiares. Y la respuesta emocional brotaría apropiada. Qué difícil… malas noticias sin matar la esperanza más profunda.