Cuando el ministro de Ciencias, Flavio Salazar, entró a la última sesión de la Comisión Desafíos del Futuro del Senado (https://cutt.ly/dGBgeVQ), se sintió en su casa. Llevaba años participando como vicerrector de Investigación en la U. de Chile.
Da gusto tener otro ministro que sale del laboratorio. Andrés Couve, el anterior, era neurobiólogo en la U. de Chile y el actual es inmunólogo, especializado en cáncer.
Llegó con la subsecretaria, Carolina Gainza, fuerte impulsora de la investigación en ciencias sociales, artes y humanidades. La conocí en 2017, reporteando manifestaciones pro más plata para la ciencia.
Ministro y subsecretaria llegaban recién desde regiones, cargaban sobre sí las demandas. Una, subir el presupuesto de ciencias. Por supuesto, dijo el ministro, pero lo crucial es el enfoque. Y desplegó la misión y la visión, en construcción.
Hay que articular la generación de conocimiento para producir un nuevo modelo de desarrollo sustentable. Que cada logro considere el impacto social y ambiental.
La visión es formar un ecosistema con universidades, comunidades de investigación… para alcanzar una “soberanía nacional” de capacidades científicas. Abriendo la ventana a los conocimientos de las comunidades desde los territorios. Considerando el impacto en las comunidades y las personas.
El ministro mencionó áreas: hidrógeno verde, producción de vacunas, lo aeroespacial, el medio ambiente, el agua. Y la creación de un Centro de estudios aplicados en artes, humanidades y ciencias sociales.
Al permitir, dijo, la participación privada en áreas como el hidrógeno verde o la producción de vacunas, aumenta el porcentaje del PIB invertido en ciencia y tecnología.
Proyectó los trabajos en marcha. Venía de recibir peticiones de proyectos a punto de cerrar. Sugirió proyectos interministeriales y de cooperación internacional y con la industria, para ampliar la torta de inversión en ciencia.
“El sistema de financiamiento individual y la concursabilidad no alcanzan”, dijo. Propuso que grandes proyectos aportarán el grueso del financiamiento.
No lograremos todo, pero hay que empezar, reiteraba. “No podemos tomar decisiones que vayan en contra de un ambiente de ciencia y tecnología que converse con un nuevo modelo”, precisó.
Sustentabilidad, colaboración, igualdad de género, inclusión, equidad, diversidad, descentralización, transdisciplinariedad… los principios.
Y escuchar. La subsecretaria dijo “ver qué plantean las regiones”, para un cambio gradual. Pero no faltarán conflictos cuando haya que repartir la torta. Veremos.
El jueves, la revista Nature dedicó su editorial al conflicto constitucional que se dirime en Australia entre la autoridad política y la autoridad de investigación. La autoridad política australiana puede vetar el resultado de los concursos. Nature defiende el criterio científico.
Pero una autoridad que ronca para imponer difiere de otra que escucha y conversa. Igual, la torta espera cortes. Difícil.