La Fundación Mustakis, de la cual fui director, conmemoró sus 25 años con un foro: “Volver al origen”. “Estas son las instancias donde se enciende el fuego”, dijo George Anastassiou, presidente.
Calculé que esos 25 años deberían equivaler a 288.148.026.089,568 segundos. Las mediciones de astrónomos egipcios, tomados por los griegos, dividieron el día en horas, minutos y segundos.
Pero resulta que el día no mide exactamente 24 horas, debido a que la rotación terrestre va disminuyendo en velocidad.
Además, está el tema de los años bisiestos, ardid para corregir el hecho de que el año dura 365,242199 días. Pero, volviendo a la pérdida de velocidad de rotación, gracias a ella, quien cumpla 75 años ha ganado 6,75 minutos extra. Cada 25 años se ganan 2,25 minutos más, casi casi.
Esto no resulta trivial, el New York Times explicó que seis de las siete mediciones oficiales están correlacionadas con el tiempo (el tiempo-segundo, el largo-metro, la masa-kilo, la corriente eléctrica-ampere, la temperatura-grados kelvin, la intensidad de la luz-lux). (La Oficina Internacional de Pesos y Medidas las regula desde París; representada acá por el Instituto Nacional de Normalización (inn.cl)).
Cambiando el segundo, cambian otras cinco de las medidas clave.
En 1957, para independizar el segundo de la astronomía, contaron los fotones, las partículas de luz que emite un átomo de Cesio 133 excitado por microondas. La respuesta: 9,2 mil millones de fotones por segundo. Surgieron los precisos relojes atómicos.
Hoy buscan un nuevo segundo, medido por relojes ópticos. En estos, en lugar de al Cesio 133, le disparan ondas a átomos de mercurio o aluminio. Y los átomos, excitados, generan unos 100 mil más impulsos que los relojes de Cesio.
Empero, por razones prácticas, los relojes exactos han de ajustarse a los cambios en la velocidad de rotación de la Tierra. Vuelven al origen.
“¿Por qué volver a los griegos en el siglo XXI?” se preguntó el filósofo Maximiliano Figueroa en el foro “Volver al origen” en la celebración antes citada.
Citó a Hegel, en la década de 1830: “En Grecia nos sentimos como en nuestra propia patria”. Es el origen, la historia común, lo espiritual, dice. Llama a Grecia “el lugar donde ocurre por primera vez”. Aquí aparecen los principios para enfrentar problemas nuevos, dice. (Ref. https://bit.ly/3v5nRE4).
Las mediciones de otrora son más humanas, aunque imprecisas.
Hoy tenemos un déficit, necesitamos compensarlo, dijo Figueroa. Hay desequilibrios desesperanzadores; la vida apagada. Pero los griegos saben que no hay individualidad sin vida interior. Y desde Sócrates, el fundamento de la individualidad es la práctica de la reflexión. Filosofía. Pensar.
En comunión, en diálogo, no escuchando ideas sino historias de vida, cerró el profesor español Juan Vera. Porque fuimos un mejor pasado. “Que el otro cuente su historia”.
El tiempo, con medidas más exactas, ajustándose; el tiempo, nuestra historia, que sabe ajustarse, pensar. El pasado en ciernes.