Paredones y Litueche son las dos zonas costeras de Colchagua. Sobre las laderas de la cordillera de la Costa, ambas están ofreciendo blancos (y algunos tintos) deliciosos, refrescantes hijos de la influencia fría del Pacífico.
Cuando se piensa en Colchagua y sus vinos, lo usual es que la mente lleve a los tintos del centro del valle; los generosos vinos de zonas como Santa Cruz, Cunaco o Apalta en lo que hoy la denominación vigente conoce como la zona “entre cordilleras”, es decir, los viñedos que se extienden sobre los planos y laderas entre los Andes y la cordillera de la Costa.
Lejos de la influencia fría del mar o de la montaña, el centro de Colchagua ha moldeado esa imagen de vinos de sol que se tiene del valle; vinos de madurez marcada, de dulzor de frutas. En los últimos años, sin embargo, esa imagen ha cambiado y debiéramos actualizarla, sobre todo por la tendencia a cosechar más temprano, lo que ha redundado en mayor frescor y menos alcohol. Pero el sol está ahí, y el clima cálido también, ambos, factores muy importantes como para determinar qué variedades plantar: carmenere, por supuesto, pero el asunto se pone más difícil si es que se quiere obtener un buen pinot o un fresco sauvignon blanc.
Para este tipo de variedades, que necesitan climas más frescos, el valle de Colchagua tiene su costa y sobre todo zonas como Paredones o Litueche, las dos que más se podrían asemejar a un Casablanca o Leyda, por ejemplo.
Se trata de dos zonas nuevas, aunque solo relativamente nuevas. La bodega Maturana Wines compra uvas de productores de Paredones cuyos viñedos tienen al menos cien años. Sin embargo, esas son excepciones. El verdadero boom de la costa colchaguïna comenzó hace ya unos 15 años, con viñas como Santa Helena y, más tarde, Casa Silva y Estampa; luego Koyle y Casas del Toqui, que compraron uvas a productores de Paredones o se establecieron ellos mismos con viñedos, como es el caso de Casa Silva y Estampa.
Paredones es, detalles más, detalles menos, similar a Casablanca o Leyda. Sus viñedos se extienden sobre las laderas de la cordillera de la Costa, sobre esos suelos de granitos y arcillas, y bajo la influencia de las brisas frescas del Pacífico. Son esas brisas las que permiten en Paredones, y también más al norte en Litueche, que los sauvignon, chardonnay y también los pinot noir estén dando tan buenos resultados. En Ucuquer (Litueche), en la ribera sur del río Rapel, los viñedos se encuentran a unos 20 kilómetros del mar y allí viñas como Concha y Toro han apostado fuerte por el chardonnay y el sauvignon que, por el momento, va a sus líneas Casillero del Diablo y Gran Reserva, ex Serie Riberas. Mientras tanto, otras viñas como Bisquertt, Viu Manent y Sutil compran uvas a nuevos productores en la zona.
En el pasado reciente, los productores colchagüinos que querían incluir en sus catálogos algún blanco de cierta calidad debían ir a buscar a otros lugares. Hoy el valle ya ha demostrado la diversidad suficiente como para buscar dentro de casa y encontrar todo lo que se necesite.
Algunos buenos vinos de las costas de Colchagua
Casas del Toqui Terroir Selection Coastal Mist Sauvignon Blanc 2021
Casa Silva Casa Silva Fervor de la Costa Fría Chardonnay Espumante
Concha y Toro Gran Reserva Monovarietal Sauvignon Blanc 2021
Estampa Inspiración Mezcla Italiana Vermentino, Greco di Tufo, Fiano di Avellino 2021
Hugo Casanova Hugo Casanova Reserve Collection Monovarietal Sauvignon Blanc 2020
Koyle Costa Cuarzo Monovarietal Sauvignon Blanc 2021
La Playa Wines Reserva Monovarietal Sauvignon Blanc 2021
Maturana Winery Pa-tel Blend país, Moscatel Negro, Semillón, Riesling 2021
Sutil Grand Reserve Monovarietal Sauvignon Blanc 2021
Viu Manent Tiny Trials Chardonnay 2020