Existió en Isidora Goyenechea un primer restaurante asociado a esta viña, la que a su vez tiene salones en Curicó. En ambos lugares, la experiencia fue en su momento gloriosa, tanto para la cuchara como para la copa. Es por lo mismo que la experiencia en su nuevo local, en Alonso de Córdova, ha resultado sorpresiva por lo deficiente. O sea, es un lugar que nace hace cerca de tres años para hacer lucir sus vinos y, al ser consultado por la oferta en copas, la información de quien atendía fue un recitado estándar de las cuatro cepas clásicas y ya.
¿Dónde está la pachorra de sommelier cuando realmente se necesita? ¿No es el restaurante de una viña?
En fin. Al pedir más información, salió una cepa atípica, pero sin descripción de sus bondades o mención de su etiqueta (y ojo que la tienda de vinos está pegada al restaurante). Se pidió un par de platos para tapear y no fue hasta que llegaron que la persona que atendía se discurrió a preguntar si se querían fondos. En medio del almuerzo cayó un cubierto al suelo, el que quedó allí (el celular era más importante). Y bien: una tortilla de papas impecable ($7.900), con su aporte de cebolla caramelizada, y unas croquetas de prieta apanadas en polenta ($7.900), con tomate picado encima y montadas sobre una reducción de balsámico. Extraño y singular y hasta ochentero este último drippeado, pero funcionaba (dosificándolo, eso sí).
De los fondos, un suflé de zapallo o, más bien, un pastel con relleno de quínoa negra ($12.900), con un salteado de champiñones, espinaca y tomate cherry encima. Entre el dulzor y lo crujiente del grano, sumando lo terroso del salteado, fue una combinación en extremo afortunada. En cambio el otro plato, que estaba fuera de carta —y que debiera quedarse allí—, fue un osobuco de ciervo que llegó tan mal calentado que su médula venía casi sólida.
Haciendo caso de una recomendación se pidió el postre, compuesto de crême brûlée de zapallo, óptima, en conjunto con un trío de mini picarones, gomosos ($5.900). Hubo que aletear hacia el interior para que se dignaran a traer el café, tarde. Y, al ir al baño, los estaban limpiando, en plena hora de almuerzo.
Es cierto que estamos viviendo tiempos difíciles, pero la idea de ir a un restaurante es tener un mínimo recreo en este trance.
Alonso de Córdova 4280, Vitacura. 222649280.