Pareciera ser que uno brilla más alto durante unos pocos años de su vida. Ernest Hemingway se quejaba, ya mayor, de su parálisis creativa.
Y George F. Händel, al revés, luego de un período de infertilidad, se encerró y en no más de cuatro semanas creó su “Mesías”.
La Universidad de Northwestern, EE.UU., publica hoy en Nature Communications una investigación basada en inteligencia artificial, intentando explicar por qué.
Vincent van Gogh, por ejemplo, tuvo su gran período creativo entre 1888 y 1890. Anteriormente, su obra era menos impresionista, más realista. Sus colores eran sombríos: en bodegones, retratos y dibujos a lápiz.
Nada que ver con la producción colorida suya que hoy es una marca registrada.
Uno puede aportar mucho en un período de su vida, alcanzar una cima. Asoma primero, dicen, un período de exploración, ensayos sobre cómo salir adelante.
Una vez descubierto lo nuevo, sigue el período de explotación. No funciona la explotación sin exploración. No resulta la exploración que luego no se explota.
Dashun Wang, el líder del estudio, dirige el Centro de innovación científica, parte del Instituto de sistemas complejos de la U. de Northwestern.
Él y su equipo desarrollaron un método computacional analizando gigantescas bases de datos para trazar la producción de artistas, directores de cine y científicos. Procesaron 800 mil imágenes de arte, 79 mil películas hechas por 4.337 directores, y las carreras de 20.040 científicos.
Identificaron los períodos geniales de cada uno, sobre la base de sus impactos. Y compararon esos períodos con las épocas anteriores y posteriores de sus vidas.
Wang asegura que identificaron procesos regulares que hacían surgir los períodos más fructíferos. “Las estrategias de creación que pueden llegar a ser especialmente poderosas son las que equilibran la experimentación con la puesta en práctica”.
En promedio, descubrieron que los períodos más “calientes” duran como cinco años. Después, los creadores regresan a la normalidad y no siguen explorando ni explotando.
En consecuencia, los períodos más fructíferos provienen de años de exploración, de estudios de distintos estilos o temas, seguidos “inmediatamente” por años de explotación, enfocándose en un área precisa, delgada, donde surge una experticia profunda.
Esto corre para todos. Todos creamos. Por eso, resulta significativa la competencia anual de la revista Wikén, que elige las 10 mejores empanadas. En cada una hay una exploración y una explotación que se ofrece.
Exploraré otras formas de escribir. Creo, también, que el azar juega un papel en esto.