Fran (Frances McDormand), viuda y sin hijos, muy al comienzo de “Nomadland”, conduce por un camino solitario su furgoneta. Es una noche luminosa y casi azul, y la mujer canta para ella el antiguo villancico inglés “What child is this?”, que fue creado a fines del siglo XIX, los colonos lo llevaron a Estados Unidos y a medida que los pioneros se extendían y multiplicaban por el país, la canción se hizo popular y Fran, por cierto, la conoce de memoria.

Hay otro momento, ahora cerca del final, en que la mujer sobre una mecedora sostiene a una criatura de meses que se duerme, mientras ella le toma la mano y ahora no canta, solo tararea esa vieja canción.

Fran se quedó sin esposo y pueblo, cuando la empresa US Gypsum cerró la mina de yeso, se perdieron los puestos de trabajo y la crisis económica se llevó el campo de golf, el aeropuerto, su casa y también a Bo, con el que compartió su vida entera.

Ahora su hogar se llama “La vanguardia”, porque así bautizó a su van, y con esa furgoneta cruza los estados de su país —Nebraska, Nevada, Dakota del Sur, California— en busca de trabajos ocasionales y por temporada. No es solo ella, son centenares las personas de cierta edad, de 60 y más años, que por muchas razones se echaron a la carretera y logran, por algunos meses, emplearse en un almacén de Amazon, un restaurante en el parque Wall Dug o limpiar baños en alguna reserva, hacer de obreros, catalogar piedras y, en fin, lo que haya, porque Fran y esos trashumantes construyeron Estados Unidos.

“Nomadland” contará las razones de los nómades y lo hace con prudencia y respeto, sin prisas, porque su deseo es muy claro: encontrar vidas verdaderas, sin afeites ni maquillajes y mínima producción.

En el personaje de Fran, la gran Frances McDormand, una mujer sin lágrimas que ofrendar, pero con devoción por hacer algo y jamás convertirse en alguien vano e inútil. Es un sentimiento que comparte con las personas que la rodean y se interpretan a sí mismas, Bob Welles, mentor y guía de nómades, y dos mujeres: Linda (Linda May) y Swankie (Charlotte Swankie).

En ese grupo y también en el personaje de Dave (David Strathairn), ahora un actor profesional, está el espíritu de esos antiguos pioneros y buenos ciudadanos que dieron la vida por Estados Unidos.

Crearon familias, fueron empleados por décadas y alguna, como Swankie, se irá feliz por lo que vio: un alce en libertad, una pared de golondrinas y esas grandes praderas.

Son nómades en una tierra que no fue pródiga para ellos, pese a eso, continúan viajando y como las caravanas que cruzaban el antiguo Oeste, aún van en busca de un país de mejor.

A Fran la sigue su soledad y la canción que habla de una cruz protectora y un regazo divino, para un territorio que debió ser cariñoso y justo con sus hijos y descendencia. No fue exactamente así.

¿Qué es lo que queda, entonces?

El atardecer o amanecer de un día cualquiera, y ese viejo villancico en la promesa y la memoria.

“Nomadland”. EE.UU.-Alemania. 2020. Directora: Chloe Zhao. Con: Frances McDormand, Linda May, David Strathairn. 107 minutos.