La historia de Quio (Zhao Tao) ocurre en tres tiempos del siglo -abril de 2001, septiembre de 2006 y diciembre de 2017-, y como en otras películas del chino Jia Zhang-Ke, hay largas distancias, por eso los trenes y rieles, y al final del recorrido está el retorno a casa.
El título original es “Hijos e hijas del Jianghu”, porque los protagonistas integran antiguas sectas de juramento y lealtad, donde Quio es la novia de Bin (Liao Fan), y reinan en un bajo mundo modesto de juego y apuesta, y cuando brindan por la hermandad de los “cinco lagos y los cuatro mares de licores”, escuchan la canción de la película “El killer” (1989) de John Woo y producida en Hong Kong.
A Eryong (Liu Min), el jefe de Bin, le seducen los bailes de salón, están en una discoteca y lo que resuena es Village People, pero al líder de la hermandad además le cautivan los documentales de animales, aunque lo deprimen, porque se parecen demasiado a los humanos, acaso por lo salvaje y siempre por lo violento.
“Esa mujer”, entonces, es el viaje de Quio a través de la China contemporánea que muda y se modifica, cuando respira el cambio cultural y un capitalismo que entra por el techo y los pies, se habla de Hong Kong o Macao y de marcas, nuevos ricos y cambios de propiedad.
En esta película, y con mayor notoriedad en “Naturaleza muerta” (2006), aparece la ciudad de Fengjie, en las cercanías de la represa de Las Tres Gargantas, un espacio recurrente en el cine de Zhang-Ke y un ejemplo de construcción formidable para cualquier imperio, porque algo se demuele e inunda, y algo distinto permanece y renace.
Quio, en su peripecia, se sacrifica por el hombre que más quiere, paga las consecuencias y después de un puñado de años, ahora es el 2006, vuelve a ese mundo en mutación y en fuga, sin saber a lo que se enfrenta.
¿Dónde están los hermanos del Jianghu? En la Cámara de Comercio.
¿Dónde los fuera de la ley? En las instituciones legales.
¿Dónde el hombre de su vida? Escondido y sin valor.
Es un universo que se desconstruye, pero al mismo tiempo se reconstruye, y para que nadie se equivoque: el imperio continúa.
Jia Zhang-Ke instala a sus personajes entre el país que fue y el país que será, y en ese tránsito hay desconcierto, abandono y melancolía, y eso es lo que filma el director. Es un espacio ilimitado que abarca y contiene los sistemas ideológicos -lo comunista o lo capitalista- y se hunde en lo más sustantivo de un ser humano: afectos perdidos, memoria olvidada y nostalgia sin lágrimas.
Es el país que a cada persona le tocó y son las vidas mínimas dentro de una nación tan vieja y gigantesca como el conocimiento y la humanidad.
Jia Zhang-Ke filma lo que más quiere: China y sus compatriotas.
Es la multitud y, en ocasiones, alguna persona, como ahora, que se llama Quio, vuelve de un viaje, ha pasado parte del siglo, sigue leal y fiel, conserva la tradición y acaso ya no hay nadie más como ella, como esa mujer.
“Jianghu érnü”. China-Francia-Japón, 2018. Director: Jia Zhang-Ke. Con: Zhao Tao, Liao Fan, Liang Casper. 136 minutos. Arcadia Films online.