El Normandie es un bistró estupendamente ambientado, con esa cuidada informalidad que caracteriza a los bistrós y les da ese ambiente parisién que, en medio de las actuales calamidades, resulta tan reconfortante, tan consolador.
Lo más admirable es, con todo, la perseverancia frente a la adversidad: a través de los tiempos aciagos que vivimos, este bistró ha luchado por salir adelante y lo logra, gracias al cielo, con pleno éxito.
Recordábamos haber comido en él unas moules et frites excelentes (es un escándalo que, con la cantidad de choritos que hay disponibles en Chile, los palurdos nacionales no discurran otra cosa que comérselos “al vapor”, con el resultado de un caldo salado pero perfectamente insípido; nada como el caldito de esas “moules”). Pero, lamentablemente, no las tenían esta vez. Por lo que nos fuimos por un tártaro de vaca ($6.800) perfectamente sazonado, acompañado de tostadas y de una ensaladita. Un gran placer. La otra entrada fue una dégustation de charcuterie ($4.500) que constituyó el único bemol de la noche: nos trajeron un plato con diversos embutidos (buenos, en realidad) igualitos a los que se compra en los supermercados, importados de España con la marca Trujillo u otra. Hubiéramos esperado, quizá, menos cantidad y variedad de algún embutido reconociblemente casero o, al menos, nacional. En fin: se comprende que en las circunstancias actuales la supervivencia exija reducir costos; pero quizá las economías podrían hacerse de otro modo. ¿O nos habremos equivocado medio a medio en el diagnóstico, con ser asiduos consumidores de embutidos?
El confit de pato con papas fritas ($9.800) fue muy bueno. Pedimos este plato porque esa noche no había conejo, que hubiera sido nuestra preferencia. Pero no nos quejamos. Las papas fritas, estupendas. El otro fondo es para comentario algo más largo: un poulet au pistou ($6.700) acompañado de aligot ($2.900). Preguntamos qué presa del pollo se servía, y nos contestaron que pechuga. Dimos un respingo: presentar pechuga de pollo en un bistró es un verdadero alarde, porque es parte del avechucho que requiere una perfectísima cocción, so pena de transformarse en una pieza seca, dura y abominable. Casi nos arrepentimos de la comanda, pero la hicimos de todos modos. Y lo que nos llegó fue una maravilla: dos tajadas gruesecitas y grandes de una pechuga cocinada a la perfección, con una salsa de crema con albahaca y champiñones deliciosa y abundante. Este plato es una estrella, o debiera serlo, en este bistró, y se justifica ir a comer a él solo para gustarlo de nuevo. El aligot, ese riquísimo puré de papas con muchísimo queso, que se estira con el desparpajo del queso de una empanada frita, estuvo también perfecto en su rusticidad.
Postres: muy buena copa de helados ($2.100) y excelente crème brulée ($2.500).
Resumen: excelente cocina, precios admirablemente baratos. Muy buena y rápida atención. Estacionamiento a una cuadra.
Providencia 1234, Providencia. Delivery al 222363011 o 9 7554 7400, y a través de Justo, Rappi, Uber Eats y PedidosYa!