No está de más decirlo: debutar en esta época contagiosa es un riesgo. Y Moray lo hizo. Se trata de un nuevo restaurante peruano ubicado en avenida Italia, de corte más bien tradicional y sin la vocación algo hípster de la zona. O sea: simple y llano, sin “relatos” sobre la comida que sirve ni vocaciones declaradas ni flores comestibles. Aquí se atiende bien y se come igual. Con algunos fallos, pero nada traumático.
Esta experiencia fue durante un almuerzo de viernes, con un lleno total en la terraza y en la calle. Parecía pre-Navidad, lo que gatilló alguna inquietud temblorosa derivada del síndrome de la cabaña, pero en fin: que no todo puede ser delivery. Como la atención fue diligente, aunque la cocina no tanto, se hizo más leve la experiencia en terreno.
Con una Inca kola light y un botellín de sauvignon blanc con su contenido algo oxidado (y eso que era con tapa rosca…), se optó por una entrada para compartir: un cebiche de… reineta (por eso en la carta dice “pescado”, lo que ya es casi sinónimo ubicuo de reineta) y una causa de jaiba (dúo marino, a $11.900). Lograda la causa, y ni tan mayúscula. Lo mismo el cebiche, con su camote y su choclo, aunque con cero rocoto. ¿Estará pasando lo mismo que en los restaurantes indios, eso del picor ausente?
De fondos, con su demora -aunque hay que insistir: con la terraza full-, un lomo saltado ($9.500) como corresponde, con trozos de carne muy blanda, cebolla y gajos de tomate, con esa nota a quemadito tan característica y maravillosa. De acompañamiento, su arroz graneado y papas fritas recién hechas, de las congeladas.
El siguiente plato, ofrecido en la carta como “Trilogía marina” ($17.900), se suponía que era arroz con mariscos, chicharrón de pescado y cebiche. Lo que llegó fue una copa de cebiche mixto, con algo más de malicia que el previo, una presa de atún muy hecha (RIP) y cubierta con un abundante chicharrón de pescado y pulpo. El arroz no fue habido.
Como el cálculo del apetito versus comida fue demasiado optimista, hubo que pedir que parte del plato fuera para llevar.
Y con la información impresa en la bolsa, llegó la respuesta a una duda: ¿Por qué se abría otro restaurante peruano tradicional en la zona, estando ya El gusto peruano, en la esquina con Condell? Porque son los mismos. Y considerando que había una larga fila afuera del local madre, ese mismo viernes, queda en claro que hay público para un recetario que llegó para quedarse. Y expandirse.
Avenida Italia 1586. Delivery al +56 23292 4513.