El nombre de Guie'dani (Sótera Cruz), un niña de 12 años de origen zapoteca, está en la lengua que habla ella y su madre Lidia (Érika López), recién contratada como empleada doméstica en México D.F., la capital, y la condición que colocó fue que la aceptaran con su hija.
Vienen de Santa María Xanadi, en Oaxaca, un estado al sur del país, se despiden de la abuela y suben a un bus para un largo viaje y para una película de Xavi Sala, español nacionalizado mexicano, que está entre “Roma” (2018) y “Nuevo orden” (2020), porque no es la mirada entrañable al pasado, que incluye familia y servidumbre; pero tampoco lucha de clases criminal entre patrones y empleados.
“El ombligo de Guie'dani” simplemente describe las labores de Lidia, sumisa y agradecida, con el matrimonio de Valentina (Yuriria del Valle) y David (Juan Ríos), y sus hijos adolescentes Andrés (Jerónimo Kasselman) y Adriana (Valentina Buzzurro).
No hay malos tratos ni abusos, sino enseñanzas de aparatos que facilitan las labores: cafetera eléctrica, lavavajillas o aspiradoras robot. Regalos y champaña para Navidad y también otro tipo de presentes: ropa usada de la familia, en muy buenas condiciones, prendas más modernas que las que usan Lidia y Guie'dani. En la habitación de la empleada hay baño y agua caliente, y es cierto que hay solo una cama para madre e hija, pero tampoco están incómodas.
A veces, cuando no quieren que los entiendan, los dueños de casa hablan en inglés, pero les molesta que ellas hablen en dialecto, en zapoteca, así le dicen a su lengua, porque lo recomendable es un mejor español, para escribir y leer sin dificultad. Y lo otro es que usen cubiertos, están en un cajón diferenciado, y pueden tomar y comer lo que quieran, para sentirse como en casa.
Guie'dani observa de lejos, algo ayuda a su madre y escucha a hurtadillas al matrimonio, porque la película transcurre bajo su oído y mirada severa, y luego bajo su protesta y rebeldía, porque si algo no quiere, para su vida entera, es ser como Lidia, su madre, alguien que fue un hallazgo difícil de encontrar, y cuando los patrones creen que nadie escucha, definen a su empleada como india, trabajadora y de confianza. Hay que añadir que barata. ¿En qué otra parte se va a encontrar algo así?
Lidia entiende lo que hay entender: clasismo y desprecio, pero con respeto, por describirlo de algún modo, es decir, la tratan bien y logra lo que en su pueblo no tuvo: trabajo y dinero. Es capaz de concebir sin vergüenza lo que para su hija es inconcebible: “Yo acá puedo ser feliz”.
“El ombligo de Guie'dani” no es cómoda ni amable, desde luego es amarga, cuando desentraña, en el México actual, una relación laboral humana, antigua, en extinción y tan latinoamericana.
La película vislumbra, y por eso la amargura con el presente, que en el futuro esa relación se estudiará con asombro, como esas cosas del pasado que son increíbles, pero ciertas.
“Xquipi' Guie'dani”. México, 2018. Director: Xavi Sala. Con: Sótera Cruz, Érika López, Yuriria del Valle. 119 minutos. En centroartealameda.tv