Muy al comienzo, un personaje secundario, Charleen (Dulcé Sloan), una oronda policía, intenta sacar de la depresión a su amiga Anna (Malin Akerman), con graves problemas económicos y sentimentales.
Su idea es que intente algo parecido al bungee, es decir, saltar desde la altura y solo sujeta por una cuerda elástica, para que la sensación y el tirón sean inolvidables.
Se trata, cuenta Charleen, de un tipo de bungee que se practica en Chile y consiste en saltar desde un helicóptero hacia un volcán activo.
Anna, que está mal, pero nunca tanto, le responde de inmediato: “Es la peor idea que he escuchado en mi vida”.
No será la única y vienen peores, porque a Paul Leyden, el director de “Pelea de chicas”, todo lo supera, sin embargo, igual se anima con el feminismo y el movimiento LGBT y sus reivindicaciones, cosa que menos entiende, y por eso pasa lo que pasa, que es algo peor: lo vulgariza.
Eso explica la sazón de esta comedia: un tropel de groserías que parten con comparaciones inauditas, siguen con ejemplos enfermizos y ni siquiera se detienen ante el pensamiento abstracto.
La segunda peor idea que escucha Anna, aunque lo de “peor” es redundante, porque acá son todas malas, es que existe un club de la pelea solo para mujeres, donde corren las apuestas, pero lo esencial es un fin terapéutico y sicológico, porque después de golpearse e insultarse, las peleadoras terminan respetándose unas a otras.
Charleen, que está en todas, describe la utilidad de los combates entre mujeres: liberar emociones, expresar la rabia y contar nuestras historias.
Y se extiende aún más: es normal que solo los hombres se golpeen, porque la sociedad entrenó a las mujeres para que se expresen llorando, ahora, gracias al club, todo eso cambió.
Anna, que es de pocas luces, se entusiasma y empodera, y lo primero es tomar clases con Murphy (Alec Baldwin), entrenador retirado y borracho activo. En el rincón de Anna, un poco para entender la categoría de la película, destaca Osa, interpretada por la cómica Fortune Feimster, experta en papeles secundarios donde explota su gordura.
Y Kevin Nash, famoso luchador retirado y actor ocasional -“El castigador” (2004) o “Magic Mike XXL” (2015)- encarna a su padre Ed, un viudo que salió del clóset y se emparejó con el abogado Chuck (Alec Mapa), y está feliz, porque se encontró a sí mismo. Lo mismo con Charleen, a propósito, que es policía, lesbiana y una mujer segura de su persona e ideas. Eso es lo que Anna desea: encontrarse a sí misma y por eso anda de boxeadora por la vida, o al menos eso pretende.
Murphy, entre vasos de ron y metáforas, la imagina como “un gran tiburón blanco”. Lo dice así, porque el término “tiburona” aún no existe.
De “Pelea de chicas”, a su favor, pese a todo y debido a estos tiempos, algo se puede decir: al menos existe.
“ChickFight”. EE.UU., 2020. Director: Paul Leyden. Con: Malin Akerman, Bella Thorne, Dulcé Sloan. 97 minutos. Cinemark y Hoyts on line.