Esta es una superproducción de agentes secretos y espionaje, donde el Protagonista, en los créditos, aparece así denominado, porque el personaje de John David Washington carece de nombre propio y lo que significa el título, “Tenet”, son especulaciones y nunca la certeza de una explicación clara.
Christopher Nolan no se siente obligado a proporcionarlas y en consonancia, la intriga y el caso que se investiga, colindan con el disparate y el pitorreo, para decirlo con la claridad que proporciona el idioma.
Solo que Nolan, un director carente de humor, pone por delante la seriedad espartana y el prestigio que lo preceden, por cierto bien ganados, y las cartas previas de “El origen” (2010) o “Interestelar” (2014), con sus mundos paralelos, dimensiones alternas e inversiones temporales.
Nada de lo anterior es suficiente y es su propia filmografía, y no digamos el recuerdo de “Dunquerque” (2017), la que revela el carácter liviano de una película abundante en labia, escenarios y gastos.
“Tenet” en ocasiones entretiene, porque le sobra media hora larga, donde el que realmente se esfuerza es Kenneth Branagh como Andrei Sator, billonario ruso, traficante en armas y terrible asesino, sin duda inspirado en los enemigos de James Bond, por lo alambicado de su plan y por ese agotador discurso final.
Las escenas de Sator con su mujer Kat (Elizabeth Debicki), por la educación y cuidado de su hijo, son de teleserie nocturna, porque hay maltrato familiar y grave.
Y la columna vertebral es entretención y fantasía: una explosión radiactiva produjo una inversión temporal, y Sator construyó torniquetes que hacen las veces de máquinas para invertir el tiempo, o sea que los personajes, autos, balas y acciones, se mueven marcha atrás.
A veces invertidos, pero otras derechos, para personajes duplicados que conviven en la confusión, expresada por El Protagonista: “No confío en los nuestros, aunque no sé quiénes son los nuestros”,
La película está filmada severamente, con vocación de explicación científica y afán de oráculo, porque se habla de Tercera Guerra Mundial, de un porvenir peor que el Holocausto y de que estamos siendo atacados por el futuro.
“Tenet”, por cierto, vale su peso y entrada frente a una gran pantalla de cine, por siete u ocho secuencias de acción, con imágenes y energía espectaculares, acentuadas por una música trepidante e insistente. Son secuencias que se podrían enumerar, no el total, pero sí, por ejemplo, algunas: asalto armado a la Ópera de Kiev, ingreso a un penthouse de Bombay, un Boeing 747 se estrella contra las bodegas del aeropuerto de Oslo, para un pelea interminable y, por último, ese doble robo a un camión que transporta plutonio.
“Tenet”, en fin, es el juguete millonario de un director rico y famoso, acaso un capricho imperial.
“Tenet”. Reino Unido - EE.UU., 2020. Director: Christopher Nolan. Con: John David Washington, Elizabeth Debicki, Robert Pattinson. Mayores de 14 años. 150 minutos. En cines.