Con vocación e intenciones más nocturnas (no por nada el búho de su logotipo) y tras ser golpeado por las circunstancias, este local de avenida Italia se ha decantado por lo diurno algunos días de la semana. Así fue posible almorzar en sus mesas de la vereda, mientras otras gentes hacían lo propio en el patio interior. Puntuales en su apertura, igual vaya un alegato en los minutos iniciales: cuando uno intenta hacer su pedido, no es grato que las tres personas a la vista estén más preocupadas de revisar sus celulares que de hacer su pega.
En fin. Pero aparte de esa mala escena inicial, la atención luego fue rápida, enterada y muy empática.
De una carta que se presenta a ratos algo fantasiosa, lo que podría despertar alguna sospecha de exceso de creatividad, el resultado en la mesa fue de puro sabor. Hay su pizca de cuática y de harto color, pero lo importante -un sabor bien logrado- destaca en esta propuesta. Por ejemplo, un tártaro de vacuno bien aliñado ($6.900), amoldado y con una pátina de ceniza, mínima, que le da un mayor carácter. Al mismo tiempo y de comparsa, unos champiñones confitados por ahí, algo de mostaza rústica, y una sumatoria muy lograda. Más pirotécnico es el Ice fish ($6.900), una copa con pescado macerado en limón, jengibre y betarraga (en este restaurante la aman), con una crema de palta con ajo tostado -mínimo, justo- y un cono de barquillo encima. Aparte de lo gracioso del montaje, rico, aunque el salmón y la reineta sabían casi iguales.
Después, dos platos del grill. Primero unos trozos de entraña a punto, blandísima, montada sobre puré de berenjena ($12.900) y con unas cebollitas perla en vinagre de… betarraga. Al mismo tiempo, un pulpo ($9.700) con un exceso de descripción. Porque cous cous de clorofila, puré de calamar (¿?), salsa de cochayuyo con res y mayo de… betarraga, la verdad es que en el plato -finamente- son una gestalt maravillosa en que el resultado es diferente -y supera- a la suma de sus partes.
Para terminar, ya que no había panacota de coliflor, se pidió una porción de torta merengue lúcuma y manjar con miel de palma ($4.900), en la que nuevamente iba espolvoreado un trigo mote “suflado”, al igual que en el Ice fish. Y chiste repetido…
En resumen: con alguna edición en su recetario, y con café para finalizar (imperdonable que no hayan tenido), la verdad es que esta es una cocina con harto sabor. Y mucha personalidad, también.
Avenida Italia 1175, +56 9 5686 7496.