Lo que hicieron en este local de Alonso de Córdova fue dejar de manejar con el cambio puesto en primera. Fue colgar —por ahora, dicen— el traje heredado, por más distinguido que hubiera sido, y buscar algo más cómodo. Y les ha resultado. Porque lo que partió más como un divertimento de informalidad, el Jardín Secreto, se ha tomado las dependencias del Europeo, una marca que ha pasado a la criogenia. Y por más declaraciones de intención que haya, solo el tiempo —y vivimos en tiempos no aptos para planificaciones— revelará la verdadera suerte del antiguo propietario. Mientras tanto, el okupa está de fiesta y lo hace de maravilla.
La apuesta es por lo informal, pero con calidad de alta cocina. La carta ofrece rolls y pizzas como columna vertebral, pero también con otros platos que complementan su apuesta, con una importante oferta por lo vegetariano (atinados, en grado superior). Así, por ejemplo, se puede partir con una dupla de tártaros. Uno de atún ($9.900), que viene con sus tostadas y cebollín, tomate cherry, algo de cilantro y un toque de jengibre. Aquí la diferencia la pone el tobiko (a menos que haya sido alguna esferificación, pero nos decantamos por las creaciones de la naturaleza), unas huevas de pescado, en este caso de color verde. Buscando en la biblioteca, debiera ser por una adición de wasabi. Y el resultado es glorioso en su complejidad. Otro tanto ocurre con el tártaro veggie ($7.900), una mezcla de champiñón portobello, láminas de betarraga, pesto de kale y harta semilla de maravilla, con una palta laminada al lado. Citriquísimo y fresco, en las antípodas del hongo cocido en limón. Nuevamente tan elegante como informal.
Sobre los rolls, que quedarán para otra ocasión, solo un comentario cosmético: impera el color salmón. Pero, en fin: se nota que conocen a su clientela.
Para el segundo tiempo, fue difícil decidirse entre unos langostinos a la parrilla y una entraña asada, pero la idea era probar alguna pizza. Y también comer el pulpo a la parrilla ($14.900) que estaba bien blando y montado sobre un puré de tomate enchulado, con algunas manchitas extras de sabor y la pura sorpresa a cada bocado. La pizza, de carne mechada y tomate ($12.900), fue la verificación de que la masa madre sí puede ser bien usada. Y que los bordes de la pizza sí son fácilmente comestibles, no solo para la foto. Quedarán para un futuro cercano una vegana (para ver si logran un milagro con ese queso tan marciano) y una de vegetales trufados (OMG).
Hay postres tentadorísimos, como unos churros y unas palmeritas, pero se optó por un verano sin polera. La atención fue eficiente, pero algo dispersa (y bueno, todos andamos algo dispersos). Eso sí, si solo ofrecen WhatsApp para comunicarse, véanlo —y respondan— más seguido, por favor. Porque en todo lo demás, en particular esa fineza en lo informal, esta es una gran reinvención.
Alonso de Córdova 2417, Vitacura. +56 9 58927760. www.barjardinsecreto.cl.