Mientras todavía hay gente llorando a Maradona, estamos los perpetuamente inconsolables por otro argentino: Quino. Y como el luto activa recuerdos, en este caso la idea fue llevarle la contraria a Mafalda y hacerse de unas cuantas sopas. Con calor, igual. Y el lugar al que nuestro buscador mental remite como primera opción es, obvio, a La sopería (que partió bajo el nombre de Cilantro, pero rapidito se discurrieron, allí, en barrio Italia).
Entonces, lo primero: por favor, también ofrezcan sopas frías. Eso.
Lo segundo: siguen siendo harto buenas sus sopas, que abundantes se ven (con el alza de precio correspondiente) para el delivery, pero… si una de las características del estilo de La sopería es el agregado final encima, ese que aporta lo crujiente (esa generosidad de los crutones cuando uno va para allá), pónganlo aparte en otro potecito, por favor. Aunque ya se revelaban porfiados en tiempos de prepandemia agregando los trozos de tortilla dentro de la sopa respectiva, siendo que hay que sumarlos al final. Pero bueno, en fin. Son estilos, dirán.
De lo probado, tres magnas sopas. La mejor, más equilibrada, picantita, con algo de verdura y arroz (que igual habría sido mejor aparte, para agregar), sus camarones y ya: la thai ($6.500). Los trocitos de coco, eso sí, algo sólidos. Luego, un caldo de almejas bien costero, no en el estilo clam showder (ese con crema de leche y papas), con algo de tacañería en la proteína marina, pero de sabor rotundo ($7.800). Para terminar, una sopa que siempre es fea y sabrosa, por su sabor semejante a la alcachofa, la de topinambur ($8.000). Densa, rozando de lejos al puré, y con el agregado de un toque de castañas de caju que… podrían haber venido aparte y no nadando en el pote.
Así íbamos, pero ocurrió que en un primer pedido no se ofrecían unos platos sólidos, en plato de greda, que sí aparecieron al momento de cotejar los precios. Entonces, como esto es un apostolado, se pidió uno para probar: canelones de espinaca, ricota y nuez ($7.500), que no estaban para nada malos. Lo malo fue que no advertían que venían fríos, para calentarlos en el horno. El tema es que cuando ofrecen sopas congeladas —como efectivamente lo hacen— dice clarito “congeladas”, entonces ¿qué les cuesta entregar TODA la información de cada caso? (la joya en esta materia fue, durante el encierro, una escalopa que viajó —cruda— desde Colchagua. Y en la foto para la venta aparecía bien tostadita y bien hechita).
De postre, un cheesecake de Oreo y butterscotch ($2.700), dulce en grado extremo y algo cargado a la textura butter.
A ajustar la sazón, que ya son buenos.
www.lasoperia.cl. Girardi 1413.