Hay un momento en el que Maite Alberdi, junto con algunos integrantes de su equipo, aparecen en pantalla, y es una decisión cinematográfica, pero también un breve manifiesto ético, porque la directora quiere dejar en claro que navega por una doble naturaleza —la ficción y lo documental— donde lo esencial es la honestidad de la persona que filma. Es decir, en una película con un componente de ficción existe un fondo real, por ejemplo, en “El agente topo”, los ancianos y ancianas del hogar San Francisco en la localidad de El Monte. O bien Rómulo Aitken, el dueño de la agencia que encomienda la pesquisa, un profesional con pasado y experiencia en el rubro, que en la película es un personaje enriquecido magníficamente por la ficción.
A la inversa, en cualquier documental —“El salvavidas” (2011), “La once” (2014) o “Los niños” (2016)— hay un ejercicio que se conecta con la ficción: repetición, ensayos, posiciones, volver a empezar y hagámoslo de nuevo.
Y siempre está la sala de montaje, donde se produce la fusión, y Maite Alberdi quiere dejar en claro su procedimiento, exponer su material, que a nadie le quepan dudas y, acaso por esa razón, “El agente topo” mantiene un doble encanto: es la realidad que supera a la ficción, pero también es un mundo que solo mediante la ficción revela su esplendor y miseria.
Un aviso laboral pide un jubilado autovalente que ande por los 70 u 80 años, con buena salud y manejo de la tecnología. El aviso es de la agencia de investigación AA, su cerebro es Rómulo Aitken, y después de un arduo proceso de selección, llega a Sergio Chamy, un caballero de 83 años, delgado, viudo y con hijos y nietos, con la misión secreta de internarse en ese hogar de ancianos de El Monte y averiguar si a la señora Sonia Pérez la maltratan o la atienden bien.
Esta es la ficción de “El agente Topo”, una misión divertida, insólita e improbable, pero realizada con estricto apego a las normas investigativas y eso, por cierto, la hará verosímil. Es increíble, pero podría ser cierto, y don Sergio Chamy fisgonea, anota, vigila, mira las habitaciones por dentro, pregunta a las residentes y hasta investiga lo que a nadie le interesa.
A Marta, una anciana aún pendiente de su santa madre y del inevitable impulso de robar lo que sea.
A Berta, una dama bajita y con el futuro por delante, porque aún cree en el amor.
A Rubira, que a veces sufre, sobre todo cuando olvida incluso sus recuerdos.
Y así es como descubre el atardecer de tantas vidas, donde no todo es malo, porque hay cumpleaños, habladurías y hasta coquetería; pero no se puede negar el silencio y la soledad, tampoco los trazos de sombra y locura.
Sergio Chamy, ese agente infiltrado en un hogar de ancianos, encontró la realidad y la vida tal como es, tierna y cruel, sin afeites ni maquillajes, así que puede decir, con orgullo, lo que en estos casos se dice: misión cumplida.
Chile- EE.UU.-Alemania-Holanda-España, 2020. Director: Maite Alberdi. Con: Sergio Chamy, Rómulo Aitken, Berta Ureta. 89 minutos. En www.cinemark.cl