Adobe, la empresa californiana que, con sus programas computacionales (Photoshop, Illustrator, Premiere y otros), impulsa la creatividad, conmovió al más de un millón de asistentes al Adobe Max 2020 (https://adobe.ly/3jjTHUB). Tres días.
El evento llamó a exponerse con humildad a los nuevos lenguajes de la humanidad. ¡Lo que se les abre a mis descendientes! Y también a mí y toda la humanidad.
Si quieren energías y herramientas, vean las conferencias. Habla gente de primera.
Shantanu Narayen (57), el indio mandamás de Adobe, invocó al creador en cada cual. La creatividad no necesita presupuesto, sino sentido.
Aparecen nuevas maneras de expresar, de ser mejores seres humanos. Mejorar habilidades, acelerar la colaboración, abrazar nuevos caminos (tu celular es la Metro-Goldwyn-Mayer).
Aunque cuesta creer que mi obra sea buena. Uno siente casi siempre que podría más. Si somos novatos, dijo Anthony Jones (52) (https://adobe.ly/3mgQNlu), despreciaremos nuestra obra como un desastre.
Crear es una espiral: uno comienza, se desanima; sigue y nuevamente encuentra la frustración. Y cada vez, muchos desertan.
Quienes persisten, dice Jones, trabajan, mejoran. Por ejemplo, dedicando 30 minutos diarios a perfeccionar una técnica. Ser experto es seguir estudiando.
Cristián Quesney, un artista amigo me dice que él —que también es poeta— dibuja a diario. El talento no bendice a los privilegiados; hay que perseguirlo, como los malabaristas de los semáforos.
Cristián también alega que él siempre copia, que ninguna obra es propiamente suya. Me asombra, he visto lo bien que pinta, esculpe, escribe.
Ahí están los genios: yo mismo quisiera pintar flores como Aurora Mira, fotografiar como Luis Poirot, componer como Richard Strauss, videograbar como Juan Downey…
La tecnología me permite aprovecharlos. Y más, Adobe ahora incluye en cada obra la procedencia de cada ítem, para preservar los derechos intelectuales. Aparece una nueva relación aprendiz-maestro.
Las herramientas maravillan. Algunas, intuitivas como un pincel, fáciles de usar. Pero el computador ofrece infinitos pinceles alternativos, con exactas diferencias expresivas.
Son los nuevos lenguajes, más precisos cada día. Incluso más azarosos, como la acuarela. A ello, se suman la inteligencia artificial, las tres dimensiones, nuevas formas de búsqueda en inmensas bases de datos.
Y en colaboración, signo de los tiempos. Las ideas en bruto se comparten y otros las toman: ya no son mías. Las aprovechan o las transforman para lo que sea.
Es la generación del rehacer, del reciclar. Más y más tenemos que aprender a colaborar, con humildad, con empatía, como subrayaron las expositoras y expositores en Adobe Max 2020.
Y la creatividad, la innovación, los resultados compartidos y audaces son más posibles. Dos frases: “Mis ojos abiertos; mi cerebro, una esponja…” de Oliver Jeffers.
Y otra, de Ava DuVernay: “Todo me interesa. Escoge lo que sea y parte desde ahí”.