Sherlock Holmes, el personaje de Arthur Conan Doyle, ha sido, es y será una veta inagotable, donde incluso una voluminosa colección en español y apócrifa: “Memorias íntimas de Sherlock Holmes”, donde un tal Harry Taxon reemplazó al doctor Watson, se convirtió con el paso del tiempo en una serie rara y de culto. Esa colección, de 1910, copiaba y traducía unos libros alemanes impostores y sin conexión alguna con el autor original.
Lo que es bueno para antiguos artificios en alemán y español están multiplicados en el universo anglosajón, aunque el tiempo y el ajuste con los derechos de autor o la extinción de los mismos convirtió en legal una multitud de ramificaciones, inventos y cruces, donde lo de Sherlock Holmes se convirtió en un universo al que siempre se le podrá sacar un filón, un raspado o alguna peliculita.
Nancy Springer, premiada autora estadounidense, creó el personaje de Enola Holmes y esta película se basa en el primero de sus libros: “El caso del marqués desaparecido” (2006). Y demás está decir que Enola (Millie Bobby Brown), la hermana menor de los Holmes, no es un personaje que haya existido en algún relato de Conan Doyle. Es una joven de 16 años, de espíritu libre e independiente, que constantemente le habla a la cámara y busca la complicidad de los espectadores, y en vez de doncella perseguida, con su discurso de género y deseos de cambiar el mundo, será la heroína que rescata al doncel de la historia: Lord Tewksbury (Louis Partridge), experto en flores, pero no en política. Enola lo encauzará.
Sherlock Holmes, interpretado por Henry Cavill, es tan poco decidido, lacio y desganado, que se adivina que el actor nunca leyó un libro del personaje.
Mycroft Holmes (Sam Claflin), el hermano mayor, al menos mantiene el desdén y la frialdad del alto funcionario de gobierno que integra la élite.
Y el inspector Lestrade, siempre tontorrón, lo encarna Adeel Akhtar, actor inglés de rasgos paquistaníes, porque lo más novedoso de la película es que se trata de una aventura juvenil y políticamente correcta con lo que se debe decir, filmar e incluir.
Eudoria (Helena Bonham Carter), la madre de Enola, mujer misteriosa y defensora de las grandes causas, bien podría ser una adalid del movimiento feminista.
Mycroft mira la portada de un libro y desdeña el ensayo “La esclavitud de las mujeres” (1869) de John Stuart Mill, gran filósofo, economista y defensor del sufragio femenino.
Y una actriz afroamericana (Susan Wokoma), en el Londres de 1885, interpreta a una combativa feminista y maestra de jiu-jitsu, un arte marcial que domina Enola, joven cansadora y lenguaraz, que no para de hablarle a la cámara.
No hay que ser un maestro de la deducción para intuir que la película, sin motivo razonable ni cinematográfico alguno, aspira a la continuidad. El riesgo es evidente. ¿Quién podrá rescatarnos? Quizás el profesor Moriarty.
“Enola Holmes”. Reino Unido, 2020. Director: Harry Bradbeer. Con: Millie Bobby Brown, Sam Claflin, Henry Cavill. 123 minutos. En Netflix.