Discrepo de algunos de mis nietos y nietas: no quieren regresar a clases.
Escuché a Henrietta H. Fore, estadounidense, directora ejecutiva de Unicef, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, en una conferencia de prensa con el director general de la Organización Mundial de la Salud, OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, etíope; y con la francesa Audrey Azoula, directora general de Unesco, la Organización de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura.
Estaban de acuerdo: hay que volver a clases, con seguridad, con medidas sanitarias, con la anuencia de las personas. Hace una semana publicaron sus sugerencias para el regreso (https://uni.cf/33Gwbv4).
El mismo día, nuestro ministro de Educación, Raúl Figueroa, participaba en otro webinar (https://bit.ly/2FvJbfm) sobre el tema. Allí Robert Silva, de la Administración de la Educación de Uruguay, contó el esfuerzo para llegar a que hoy todas las escuelas estén abiertas (https://bit.ly/3kkhGEa).
“La escuela es una experiencia protectora insustituible”, dijo el ministro Figueroa. El Mineduc ayuda al retorno (https://bit.ly/35NAYxQ).
Susana Claro, del programa de gobierno de la UC, dijo que aunque volvieran un día a la semana por un mes... vale la pena.
Emilia Ahvenjarvi, del gobierno finlandés, explicó el retorno finés. En mayo, quedaban dos semanas de año escolar y volvieron los alumnos. “Para reencontrarse, sentir que la escuela está realmente presente en sus vidas, para ver cómo enfrentar el próximo año”.
Y la directora de Unicef, Henrietta Fore, sabe de 51 países donde 872 millones de estudiantes no pueden aún volver a clases. Al comienzo, 1.600 millones partieron a casa. De ellos, 463 millones carecen de educación a distancia.
“Sabemos que cerrar las escuelas por períodos prolongados puede tener consecuencias devastadoras”, dijo la Sra. Fore. “Se espera que por lo menos 24 millones deserten de la educación por el covid” (https://uni.cf/3kxV8Qx).
Le pregunté si la pandemia había traído algo bueno. Citó la relación de los estudiantes con su papá, en casa. El incremento del respeto de los padres a los docentes, ahora sus colegas. Y el salto tecnológico para el aprendizaje a distancia.
El director de la OMS sugirió abrir las escuelas, gradualmente, con medidas de salubridad, con la anuencia de la comunidad. Explicó que menos del 10% de los casos notificados y menos del 0,2% de las muertes se dan en menores de 20 años. Claro que aún se desconocen los posibles efectos a largo plazo.
El cierre de las escuelas debería adoptarse como último recurso, de manera temporal y solo a nivel local, en zonas de transmisión intensa, dijo.
No hay cero riesgo.
Maria Van Kerkhove, líder en covid-19 de la OMS, planteó los desafíos en la educación, incluso si hubiera rebrote. Cerró: “Esta es una oportunidad, el futuro de la educación está en desarrollo. Inviertan en escuelas, maestros, maestras; en su perfeccionamiento; en conectividad”.
Así es que, nietos y nietas en casa, tengo respaldos para contradecirlos.