Varias comunas del país están en cuarentena y otras comenzando el desconfinamiento, pero lo cierto es que han pasado casi seis meses en que miles de adultos, adultos mayores y niños seguimos confinados y los días tienden a parecerse, a veces muy peligrosamente, unos a otros. En esta pandemia se nos confunden los días, los cambios de rutinas, el estar 24/7 en casa, donde con frecuencia se oye a los niños y a los adultos preguntar: ¿en qué día estamos?
En tiempos normales, los rituales acompañaban cada día de una manera particular que nos permitía diferenciarlos. A veces el lunes era un día que no gozaba de mucha popularidad, porque había que volver al colegio; en tanto que el viernes era para los niños un día más querido, que marcaba el fin de las obligaciones escolares y el comienzo del fin de semana.
Tenemos que intentar que los días conserven un rostro particular para hacerlos diferentes y menos monótonos al paso del tiempo, para no sentirnos abrumados por una rutina aplastante. Por ejemplo, el domingo podemos hacer un desayuno distinto, aunque solo sean huevos revueltos compartidos y hechos por los niños; o bien levantarse más tarde; o que el jueves sea el día en que se ve una película en familia. Es decir, lograr que los días no sean como en la película “El día de la marmota”, en que todos eran insoportablemente iguales.
El martes podría ser el día de los juegos de mesa y el viernes en la noche cambiar la comida por un picoteo. En fin, hay tantas maneras de ponerle un rostro más amable y diferente a cada día de la semana. La organización del tiempo es un elemento fundamental en el desarrollo de las funciones ejecutivas, porque enseña a los niños a planificar y a anticipar lo que hay que hacer cada día, a ordenar las acciones para cumplir las metas, lo cual se va logrando en forma importante con la estructuración de las actividades semanales. Pero hay otras formas de ir aprendiendo la noción del tiempo, como son los horarios de cada día. Para los niños, los horarios y el uso de agendas contribuye a una organización personal que ayuda a tener una mejor autogestión. Pero sin olvidar que la diversión y los espacios de ocio tienen un papel fundamental para el bienestar emocional en la infancia.