La Loca del Frente (Alfredo Castro) no recuerda el nombre de la Doña o a lo mejor sí, porque tonto no es, y tonta tampoco, pero quiere saber si Carlos (Leonardo Ortizgris), un joven mexicano, conoce del tema y de esa mujer sin límites, de María Félix.
Carlos sabe del tema, pero también la Loca, porque cuando el mexicano le solicita una habitación para guardar cajas con libros, sabe que en la petición hay peligros involucrados, pero se arriesga porque es una oportunidad celestial: conocer a un hombre, algún día tomar té o algo más fuerte, contarse cosas acaso, desde luego complicidad, incluso cariño y después de eso, vaya a saber uno.
En “Tengo miedo torero” hay canciones, varias bailadas, otras cantadas y se sigue la voz de Paloma San Basilio, Eydié Gormé, Chavela Vargas, Peggy Lee o Lola Flores, como si en esos breves espacios de letra y música, en ese ritmo y ensoñación, existiera un mundo anhelado que le lleva penas y llanto, pero también amor y compañía.
En las canciones y su mímica o pasos de danza, está lo que La Loca del Frente nunca tuvo: nombre propio.
En la película anterior de Rodrigo Sepúlveda, “Aurora” (2014), es bueno recordarlo, descubren el cuerpo de una recién nacida en un vertedero y la protagonista se desvive por darle un nombre.
Ahora es más que eso, es identidad y es un adulto con sus vicios y virtudes, que por ahora se refugia en la fantasía del canto, donde es querida por un matador español o hechizada por un príncipe que la convierte en la razón de su existir. En los minutos que dura una canción, solo en esa fugacidad, respira libertad.
Lo de Carlos es una ocasión única para La Loca del Frente, que no es una santa, su especialidad es la felación en los cines subterráneos. Cuando joven fue distinto o piensa que lo fue: artista. Sus compañeras de la noche, entre paréntesis, ya están para el punto y el bordado. También ella, en realidad, pero con esas dos actividades vive en el Chile de 1986, en un caserón arruinado y trizado, con salida a una especie de cité y el teléfono está en el negocio del lado, el de doña Olguita (Amparo Noguera).
Lo de Carlos, entonces, es un sueño: celebrar un cumpleaños, que le cuenten un secreto, salir a dar una vuelta, conocerse como personas y después vaya a saber uno. O una.
Una amiga le advierte, eso sí, que puede sufrir, más bien se lo asegura.
La Loca del Frente, cómo no, lo sabe.
“Tengo miedo torero” escucha el caminar de la historia, con sencillez, sin estridencia y desde bien abajo. Es la dictadura, es 1986 y un tiempo que se fue como ráfaga, son sus murmullos, la radio encendida, arengas y voces entre paredes y por las calles. Es el caminar de la historia sobre las personas, donde algunas resisten, otras crujen y otras se desechan, dejan de servir, expira su utilidad y se van a la cuneta como tiras viejas, porquerías arrugadas o vasos rotos.
La Loca del Frente, a la larga, algo hizo: vivió una canción y pasó a la historia.
Chile-México-Argentina, 2020. Director: Rodrigo Sepúlveda. Con: Alfredo Castro, Leonardo Ortizgris, Amparo Noguera. 93 minutos. Entradas en Puntoticket.com