Una mujer (Jessie Buckley) espera en la calle a Jake (Jesse Plemons), hace siete semanas que son pareja y la invitó a un viaje en auto, para que conozca a sus padres que viven en una granja lejos de la ciudad. Es una travesía bajo la nieve, donde la joven piensa, en voz baja y alta, que no está convencida de una relación tan breve, o a lo mejor lo está, y entonces se deja llevar por la tristeza y melancolía mientras cruza un paisaje blanco de casas abandonadas.
La película, que se basa en una novela de Iain Reid, no es lo que parece en un comienzo: un viaje por estados de ánimo más oscuros que claros, con diálogos que desprenden y despliegan lucidez, referencias literarias y cinematográficas, también poesía y la evocación de musicales, sobre todo de “Oklahoma”.
Pero “Pienso en el final” de Charlie Kaufman, prestigioso guionista en películas de Spike Jonze y Michel Gondry, se abre hacia terrenos imprecisos y ambiciosos, en principio inquietantes, pero finalmente confusos.
El núcleo es una granja que puede ser cruel, según Jake, y para eso un cuento de cerdos y gusanos. El perro de la casa se sacude la nieve y lo hace una vez, otra vez y por lo visto es lo único que hace. Y se diría que los padres de Jake, interpretados por una desbocada Toni Collette y un David Thewlis desmadrado, son personajes tremebundos e insanos.
A partir de esta visita, la película revela su naturaleza de relato desvertebrado, con un reparto que viaja por el tiempo y es un tránsito físico y material, porque se hacen viejos o jóvenes; pero también memorioso y sentimental, porque olvidan y recuperan recuerdos y afectos.
La pareja de protagonistas y también la secundaria, los padres de Jake, circulan por tres estaciones: los personajes que fueron, lo que son y lo que serán.
Hay que añadir, por si fuera poco, un cuento extra en la historia: el de un viejo conserje (Guy Boyd) que limpia y recorre los pasillos de una escuela secundaria, que en algún momento se incrustará en la columna desvertebrada de una película que emplea términos de especialistas, sea de la salud, filosofía o pintura: acúfeno, ipseidad o plenairismo. Y se ceba con los nombres: David Foster Wallace, John Cassavetes, Ralph Albert Blakelock, Anna Kavan, William Wordsworth, Gena Rowlands y Guy Debord, entre otros.
Charlie Kaufman, hacia el final, ya totalmente contagiado con el virus histriónico de Collette y Thewlis, simplemente se desmelena, y el último cuarto de hora es memorable, con un director obnubilado que cree estar filmando lo que no existe: una gran película.
“Pienso en el final”, sin embargo, es una lección para nada despreciable.
Es el cuento de un espejismo, donde un director con alma aspiracional y aspiración artística fallida, confunde la fría inteligencia y la vasta cultura, con el cine y sus raras artes.
“I'm thinking of ending things”. EE.UU., 2020. Director: Charlie Kaufman. Con: Jesse Plemons, Jessie Buckley, Toni Collette. 134 minutos. En Netflix.