El jueves, la revista Wired tituló “¿Por qué Taiwán le ganó al covid-19?”.
Gran parte del crédito va a Audrey Tang (39), la ministra digital del gobierno. Wired la describe: “A la vez extravagante y seria, una mariposa que no le hace el quite a levantar lo macizo”. Ella es trans. A los 24 años comenzó su tránsito hacia lo femenino. Vivió la vulnerabilidad.
Nació en 1981, con una cardiopatía que la obligó a controlar sus emociones. Recuerda como, de niña, meditaba y respiraba para emparejar su pulso.
Sujeta a bullying, dejó la educación media a los 14 para formarse a su ritmo, ayudada por la internet. Súper lectora, bajaba los libros que eran gratis. A los 8 años sabía programar; a los 12, dominaba el lenguaje Perl; a los 15, empezó su propia empresa con diez programadores.
Allison Randal, exdirectora de la Fundación Perl, la describe: “Intensamente inteligente, inspira a la gente a buscar ser mejor, no solo optimizando su trabajo, sino, además, armando comunidades fuertes, saludables, donde todos se apoyan unos a otros”.
Como en otras partes, surgió el conflicto con Uber, el gobierno le pidió ayuda. Ella montó “vTaiwan”, especie de inteligencia colectiva para llegar al consenso social. Uber abandonó el país y luego accedió a las condiciones alcanzadas.
En 2016, asumió como ministra digital. Sembró confianzas. Ante el covid-19, robusteció una app para informar dónde vendían las escasas mascarillas. Combinaba así el código abierto, la internet y la democracia.
(Son de “código abierto” los software que se pueden corregir o alterar. No lo son los software cerrados, imposibles de intervenir, como Word).
Para alcanzar consensos, creó “Pol.is”; instaló una pública vigilancia al Estado y un sistema de transparencia financiera.
“Pol.is” atenúa la polarización. Los usuarios no pueden responder a las posturas de otros, pero sí aceptarlas o rechazarlas. Así, genera racimos de acuerdos. El fin no es la unanimidad, sino el consenso parcial, concepto robado a la comunidad de código abierto.
Es un logro de los diestros en lo digital y atentos a mejorar la democracia. La tensión con China empuja a los taiwaneses a diferenciarse. “Antes de la internet, no había democracia”, dice Audrey Tang.
Y Tang procura generar marcos de confianza. ¿Resultaría en sociedades muy fracturadas? Responde:
“Empiecen de a poco, no receten todo. Sin discursos largos. Solo empiecen a diseñar espacios para que la gente participe”. Y cita el Tao:
“La Naturaleza no habla demasiado / Un torbellino no dura una mañana. / (…).
“Quienes trabajan con el poder, / pertenecen al poder. / Quienes trabajan con la pérdida, / pertenecen a lo perdido. / Entrégate al Camino, / y te sentirás como en casa en el Camino. / Entrégate al poder, / y te sentirás como en casa en el poder. / Entrégate a la pérdida, / y cuando estés perdido estarás en tu hogar. / No entregar confianza / es no ganar confianza”.