Ellie Warren (Nia Long), destacada abogada de un estudio en San Francisco, está por renunciar a su trabajo y mudarse a una preciosa casa en Oceancrest, donde piensa radicarse, atender a los clientes de la localidad y mantenerse lejos de la ciudad junto a su marido arquitecto y su hija que estudia en Berkeley.
Ellie es elegante e inteligente, pero algo le sucede cuando se reúne con un compañero de universidad, el colega David Hammond (Omar Epps), también jurisconsulto distinguido y brillante.
Para explicar lo que le ocurre a Ellie, en primer lugar, hay que decir que hace 20 años que no ve a David y le resume su existencia como una vida perfecta, pero le confidencia un sentimiento matutino, cada vez más intenso, donde mira a su esposo y cree estar acostada con un extraño.
David, que a lo mejor es malo, pero en ningún caso tonto, intuye que se la están dando, con perdón por el empleo de un término inapropiado, pero en esta película no hay nada adecuado.
Hay que decir que en la previa se bajaron media botella de tinto cada uno, y aún siguen con sed, por lo que van a un bar-discoteca en las cercanías, continúan con tragos fuertes y como hay una pista de baile en penumbra, tanto David como Ellie, que ya están medio puestos, se ponen a “atracar”.
Otro término sin duda poco apropiado y acaso en desuso, pero es a propósito y con el fin de comparar lo que son deslices menores, con el que está por acontecer, y por eso, por cierto, el título: “Encuentro fatal”.
Ellie acude de prisa al baño de mujeres y hacia allá parte David, y el “Fatal Affair”, que es el título original, explota sobre los lavatorios, esquivan las llaves, ojo con la puerta, cuidado con los restos de jabón y en ese sitio húmedo, inapropiado y nada elegante, el hecho no se consuma.
Ellie escucha la voz interior que le dice que no puede hacerlo y con su voz exterior rechaza a David, que queda desencajado y medio desvestido. A continuación abandona el baño, bar y discoteca, pero David no logra seguirla, porque debe instalar la ropa en su sitio y acaso subirse un cierre éclair de dispositivo dentado, lo que nunca se hace a la rápida y con descuido.
“Encuentro fatal”, la parte decisiva y luego el desenlace, se inicia a continuación.
A medida que transcurre la historia se revela que lo de Ellie Warren fue un desliz que le puede suceder a cualquier abogada, sin duda un resbalón y acaso un patinazo, pero finalmente nada sucedió y se contuvo, porque ella no es esa clase de mujer.
Lo otro que se descubre es que David, además de abogado es hacker y a lo mejor asesino, sin duda fisgón, quizás celópata, contumaz mentiroso, falso seductor, puede que chantajista y para decirlo en términos clínicos, además de los ataques de ira, padece un trastorno de personalidad narcisista.
David Hammond es como la película: peor de lo que parece.
“Fatal affair”. EE.UU., 2020. Director: Peter Sullivan. Con: Nia Long, Omar Epps, Maya Stojan. 89 minutos. En Netflix.