Si nos hacemos eco de sus redes sociales, hay una red de restaurantes Cevichazo, con algunas variantes en sus nombres como Tu cevichazo o Megacevichazo, todos cultores de una cocina peruana con mucho entusiasmo. Esto último puede deducirse de algunas internacionalizaciones en su recetario, aparte de un afán muy decorativo en sus platos, algo visto y experimentado en tiempos de precuarentena en sus locales. Ahora, como ya es norma, se solicitó
delivery, el que llegó realmente pronto.
Para comenzar, una causa con pollo desmenuzado y palta, la que ya deja en evidencia algo con su precio: $9.480, por un plato sin insumos tan escasos ni caros, digámoslo (y que, además, tiene un historial de plato de resistencia). Y si bien es cierto que la recarga que imponen los
deliveries es un hecho, lo es también que ya no hay ni pompa ni circunstancia que justifiquen pagar más por una cocina sobre otra. Porque cuando la competencia es dura, como hoy, la barrera del precio pesa más que antes al tomar la primera decisión. En sencillo: no hay mantelería, copas
fancy ni brigada con uniforme flamante al enfrentarse con una picada. Y en comida peruana, estamos hablando de un ring tan sanguinario como el del “sushi”. En fin. Este es un país libre. También se pidió un cebiche a la manera tradicional, surtido ($11.040), con pescado, pulpo, anillos de calamar y un ostión algo triste. Esto, con su camote, el maíz cancha y también maíz del grandote.
Otro plato fue un pulpo a los dos olivos, en láminas, muy blando, con apio (a $9.960), en el que los “olivos” son un aliño general –bien alimonado– con aceite de oliva y, en sección aparte, la maravillosa y apenas amarguita salsa al olivo. También como segundo, fue el turno de esa sopa criaturera y algo espesa, la parihuela, en la que abundan los mariscos y el pescado ($9.720). En este caso, algo corta de picante, eso que la hace tan distintiva y recordable. Fomita.
El postre siguió la misma paleta decorativa de la mayoría de los platos, pero en un contenedor de aluminio que le restó gracia ($4.500). Como el suspiro limeño, al que le faltó mayor consistencia también, no puede cambiarse a un plato, es mejor que venga en un contenedor menos industrial, más en formato pote. Aunque, como ya se dijo, cada quien puede hacer uso de su libertad como estime conveniente.
www.cevichazo.cl