Al comienzo de esta aventura basada en un cómic, la protagonista principal, Andy (Charlize Theron), pasea por Marruecos en compañía de Brooke (Matthias Schoenaerts), y en un gesto amistoso saca de su mochila un libro de regalo que es “Don Quijote” y una primera edición, así que estamos hablando de 1605 o 1615.
A Brooke, sin embargo, no le sorprende demasiado el regalo, porque está acostumbrado a las reliquias, al pasado y a esto de navegar en el tiempo.
Es un cuarteto, entonces, comando por Andy, la veterana, que en rigor es Andrómaca de Escitia, mientras que Brooke viene de las guerras napoleónicas y Joe (Marwan Kanzani) y Niky (Luca Marinelli) se enfrentaron en las Cruzadas, en alguna de las ocho, pero después llegaron a la amistad y son amantes desde ese tiempo remoto, es decir, todo partió entre 1095 y 1291, aún continúa y es el no va más de una relación duradera.
“La Vieja Guardia”, en realidad, es una película introductoria de lo que pretende ser una saga, acaso equivalente a “X-Men” (2000), “Los Vengadores” (2012) y a los superhéroes invencibles, con la misión de rescatar a la humanidad, y en ese tránsito, tantas veces penoso e incomprendido, los corroe la duda de si tanto esfuerzo desplegado vale o no la pena. En otros términos: si la humanidad merece el rescate y tiene vuelta, o simplemente no la tiene.
La película, entonces, primero presenta al cuarteto; luego los explica, pensando que esto es posible, y entre medio aparece la nueva recluta: Nile (Kiki Layne), una infante de marina que combate por Afganistán y que ha sido tocada por la inmortalidad, que es tanto bendición como maldición.
Este segmento responde a otro capítulo típico, con la novata primero incrédula y escéptica, que se convence de a poco y finalmente se convierte en una palabra que es encantadora para este tipo de películas: es un guerrera y son todos guerreros.
El otro capítulo tópico, por fortuna breve, son las reflexiones de los superhéroes en torno a Dios, al tiempo y si el destino está o no escrito, y cuando están a punto de divagar sobre qué es la muerte, afortunadamente irrumpen los malos, en este caso el multimillonario Merrick (Harry Melling), propietario de las Farmacéuticas Merrick, que quiere los códigos genéticos de Andy y los suyos, en realidad cada trozo de sus cuerpos, en el afán de convertir a los superhéroes en conejillos de Indias.
En este tipo de películas son mejor los chistes, por lo demás malos y escasos, que se acoplan naturalmente al género y a su origen, por ejemplo, que Andy haya sido amante de Rodin, o que, mucho más recientemente, hayan participado en la Guerra de Secesión o en la revolución cubana.
El problema, para “La Vieja Guardia”, no está en el pasado, sino en el futuro, porque la película está diseñada para, al menos, levantar una secuela. No está nada de fácil.
“The Old Guard”. EE.UU., 2020.Directora: Gina Prince-Bythewood.
Con: Charlize Theron, Kiki Layne, Chiwetel Ejiofor.
124 minutos. En Netflix.