El Dr. Pedro Bouchon, vicerrector de investigación en la U. Católica, enseñó que “GMT” significa “producción con buena manufactura” (“Good Manufacturing Production”).
No basta inventar y probar vacunas si no las podemos fabricar para millones.
El Dr. Bouchon imagina fabricarlas en Chile a nivel GMT: acatando las exigencias, con buenas materias primas (Brasil, Argentina y México ostentan esas capacidades, en mayor o menor nivel).
Más de 147 equipos buscan en el mundo la inmunización al covid-19. Me interesan dos.
En Chile, el Dr. Alexis Kalergis trabaja con su equipo en la U. Católica hace una década en inmunización. Ha logrado el éxito. Recientemente, con gente de la U. de Chile, la U. Austral, la U. de S. Sebastián buscan inmunizar contra el covid-19. Es la vacuna “uno”.
Esta pasa ahora por estudios preclínicos, antes de pasar a la etapa 1, que es probarla en seres humanos.
¿Cómo se hace eso?
Los científicos chilenos lo aprenderán gracias al memorándum de entendimiento que recién tele-firmaron el rector UC, Dr. Ignacio Sánchez, y Weidong Ying, el CEO de SinoVac (asombra este inmenso complejo chino que investiga, prueba y produce vacunas y medicamentos).
SinoVac propone la vacuna “dos”, está casi lista: pasó las etapas 1 y 2, ha sido analizada en las mejores revistas.
En Chile, la UC y su equipo aplicarán la creación china a unas 5 mil personas y comprobarán si quedan inmunes. Es la etapa 3. No pasarla equivale al fracaso: la autoridad bloqueará la vacuna.
A cambio, SinoVac interiorizará a los nuestros en el proceso de crear e instalar estos productos.
Y si el descubrimiento chino resulta, conseguiremos más fácilmente las 19 millones de dosis que necesitamos. Es lo que estiman el Dr. Kalergis y su equipo, el Ministerio de Ciencia y la gente de la Cancillería que han apoyado a la UC. Un buen socio nos preferirá al momento de distribuir su vacuna, la “dos”.
Y hay otra cosita: los chilenos aprenderán también a asegurar su propia vacuna, la “uno”. Intentarán que SinoVac, sus socios ahora, ayude en las pruebas y, eventualmente la fabrique.
Por la incertidumbre de estos procesos, no se dan plazos.
La Organización Mundial de la Salud estipula que, en casos de pandemia, estos mecanismos inmunizadores deben ser accesibles a los más pobres.
“Como universidad y como investigadores no tenemos ningún interés salvo concluir el desarrollo de una vacuna para acercarla a la ciudadanía”, me dijo el Dr. Kalergis “no será gratuita, hay costos de fabricación”.
“Y podría favorecer a países hermanos que también dependen de vacunas en el extranjero”, agregó.
El Dr. Andrés Couve, ministro de Ciencia, también marcó el “acceso seguro y equitativo” como motivación del ministerio para participar en esta batalla por la salud mundial.
Chile será centro de creación y prueba de vacunas. Y, como dijo el Dr. Bouchon, habría que concitar a la industria, las universidades, el ministerio de Ciencia, en la creación de una fábrica GMT de estos productos para el frágil mundo.