La historia de nuestros restaurantes se está escribiendo actualmente, semana a semana, con levantamientos o aplicación de cuarentenas, con aprendizajes y reinvenciones, con manías o depresiones. Y en estos tiempos difíciles para todos, uno aporta con lo poco que puede. A veces esto se reduce a volver al lugar que no ha fallado, al que se apela en los días de franco, y esperar que siga haciéndolo como siempre. ¿Reincidente? Bueno, sí. Porque la comida china es maravillosa, aunque a veces el arrollado primavera es puro repollo y huele a aceite jubilado… y así se nota, no pocas veces, que lo barato cuesta rancio. Por eso, el China Village entrega tanto el bien instalado recetario cantonés, como otros derivados que lo han hecho destacable.
Actualmente sus tres locales —en Las Condes, La Reina y Peñalolén— se encuentran ofreciendo envíos a través de aplicaciones como PedidosYa y Rappi.
En este caso, el pedido llegó en tiempo más que prudente. El único problema fue que hubo que deducir/adivinar que las berenjenas con jengibre eran las vegetarianas, distintas de las berenjenas flambeadas (imaginamos que apagadas) que son las que vienen además con pollo. Todo el resto, OK. Y vaya una información útil: su arroz chaufán ($2.340 la porción, abundante) viene con huevo, cebollín y zanahoria, sin chancho. O sea, inclusivo para amantes de los animales también.
De lo solicitado/probado, esas berenjenas agridulces y con ese toque picantito del jengibre ($7.500) y en plan carnívoro (casi a escondidas), la porción de carne mongoliana, en este caso con la opción de posta (puede ser filete) que no desmerece nada ($8.000). Aparte, para probar bien hecha una fritura, y así fue, un pollo con piña ($9.150), crujiente por fuera y nada de seco por dentro. Cerró el pedido un acompañamiento que en este caso fue plato principal: fideos chaumín con verduras salteadas ($7.500).
En definitiva, cero sorpresa. Algo maravilloso en tiempos de incertezas.
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