No cabe duda que ante esta crítica situación que ha sido la pandemia del covid-19, todas las personas, niños o adultos, con buena capacidad de comprensión emocional, van a lograr aprendizajes significativos que les permitirán enriquecer su forma de ver y actuar ante la realidad y mejorar la calidad de sus vínculos personales.
No deja de asombrar y producir admiración la respuesta de la mayoría de las personas ante le crisis. Hemos visto, por ejemplo, a abuelas y padres dar un salto cualitativo y cuantitativo en lo tecnológico para comunicarse con los niños; a profesores flexibilizarse y reinventarse para trabajar en línea. En muchas familias vemos cómo se han reestructurado las tareas domésticas, aumentando la participación y el hacerse cargo de los niños para ayudarles a los padres. A muchos niños los hemos visto ponerse más cooperadores y autónomos.
Boris Cyrulnik, el reconocido psiquiatra, planteaba en una entrevista a XLSemanal.com que la fortaleza para enfrentar la adversidad depende de tres factores: la confianza en sí mismo, la capacidad de narrar lo que le sucede y de tener a quien contárselo.
Este aislamiento forzado puede ser una oportunidad para tener más tiempo con los hijos, que es una aspiración frecuente de los padres, y darles una señal clara de que cuentan con ellos para escucharlos a través de conversaciones que les permitirán elaborar sus experiencias emocionales. Vivir en un ambiente con vínculos nutritivos, con padres contenedores afectivamente, obviamente permite que los niños se valoren y adquieran la confianza en sí mismos para enfrentar la realidad. Y en este contexto, el juego es sin lugar a dudas una ocasión para el fortalecimiento de los vínculos y del desarrollo emocional. Entonces, propóngales manualidades (donde están las manos está la cabeza), lo cual disminuirá la ansiedad y aumentará la creatividad. Genere espacios donde las conversaciones sean libres, sin presiones ni límites de tiempo. Al explicar lo que está sucediendo, utilice un lenguaje claro, pero sin dramatizar. Así verá que el tiempo pasado en cuarentena no habrá sido en vano, sino que servirá para aumentar y consolidar los vínculos personales y familiares.