¡Ah, cocinar! Sigo recetas con la exactitud de un laboratorista. Si me equivoco, resulta un engrudo.
Mi horno falla, imposible regularlo a 200º. No encuentro polvos de hornear. ¿Confundí la sal con el azúcar?
No he usado mi olla a presión, pero es una de mis metas.
Para un cocinero, usar una olla tan veloz es como cuando a un estadístico le ofrecen la posibilidad de procesar sus datos en un súper computador. La olla consigue que los jugos de las zanahorias se hermanen con los del zapallo, con el laurel, el romero, el huachalomo.
El súper computador es más grande y permite al estadístico incluir más ingredientes, por ejemplo: si la variación del clima cambia el contagio del coronavirus que está estudiando, o si el género influye.
A diario, vemos a autoridades dar los datos sobre quienes enfrentan ese mal.
Los expertos en datos reclaman, quieren ver la receta del guiso: cuánta azúcar, cuánto huachalomo, si las zanahorias fueron peladas…
Consiguieron que ahora aparezcan más ingredientes: el Gobierno comparte los datos de cada comuna, no solo los del país. Podemos así entender el porqué la cuarentena enmudece algunas comunas; y los alcaldes pueden reaccionar.
Y… ¿no sería mejor conocer la edad de los afectados? ¿Son más mujeres? ¿Dónde se enfermaron? ¿Se atrasaron en el diagnóstico? ¿Se les aplicó la prueba de infección? La privacidad de los enfermos está en juego.
Por otra parte, los datos, ¿nos dan seguridad? ¿Y si en una comuna usaron sal y en otra azúcar granulada?
Tantos factores que considerar al armar el guiso: el modelo estadístico de la realidad.
¿Recopilar más datos? Imagino a la sobrepasada enfermera UTI si debe anotar demasiada información por paciente.
El Consejo Chileno de las Tecnologías de Informática y Telecomunicaciones armó un seminario el martes con el director del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud, doctor Steffen Härtel, el doctor Ricardo Baeza Yates, profesor en Ingeniería de la U. de Chile y en la U. de Northwestern, EE.UU., y el abogado Claudio Magliona, profesor de Derecho de la U. de Chile. Se puede ver en bit.ly/2RKMD8x.
Claudio Magliona justificó la ley de datos en trámite en el Congreso, que permite, extraordinariamente, acudir a los datos de cada paciente en tiempos de calamidad sanitaria.
Steffen Härtel se dolió por los recelos que surgen entre los poseedores de los datos en Chile. La resistencia a compartir la información afecta la calidad de los datos.
Ricardo Baeza dijo: “Queremos datos de calidad, o mejor no tener datos”. Criticó el informe diario del Ministerio de Salud y, como el abogado Magliona, tocó la privacidad. Citó el artículo recién publicado (bit.ly/3amaG4o): “¿Es la privacidad de los datos el precio que debemos pagar para sobrevivir?”.
En todo el orbe surgen modelos sobre el covid-19. Sin datos, la política obedece a intuiciones, como cocinar sin receta. Aunque el ritmo no lo pongan los datos, lo pone el virus.
A mejores datos, mejores políticas. A cocineros cuidadosos, guisos perfectos.