Las tareas han sido siempre un tema polémico, con buenas razones tanto entre sus detractores como entre sus partidarios, pero la situación que el país está viviendo hoy con el aislamiento social producto del covid-19, ha acentuado la discusión sobre su relevancia. Los hogares se han transformado en especies de colegios y los apoderados, especialmente las madres, en profesoras, sin serlos. Estos días, he recibido numerosos llamados telefónicos y mensajes de madres muy estresadas, porque han tenido que sumar a sus responsabilidades habituales, el apoyo a sus hijos en las demandas escolares. Con la dificultad adicional de que algunas no tienen personalmente las competencias tecnológicas necesarias, o en sus casas no hay impresora, los computadores (si es que hay para todos) son antiguos y no siempre tienen acceso a internet.
Las tareas domésticas se han vuelto más complejas, porque la casa está el día entero con niños que necesitan atención y cuidado, y porque se ha hecho más difícil conseguir lo que se necesita en el comercio. Muchas mujeres agregan, además, la dificultad de trabajar en línea con sus oficinas, intentando concentrarse con los niños dando vueltas alrededor.
Es claro que la ya colmada carga mental (y real) de las madres ha aumentado. No obstante, se espera de ellas que estén en un estado de ánimo que ayude a contener las angustias de los niños y a resolver los conflictos que se producen entre los hermanos. Y no solo eso, sino que los acompañen en este nuevo aprendizaje en línea, o bien en el aburrimiento causado por el encierro. El tema se torna aún más complejo cuando los niños tienen dificultades de aprendizaje y/o de conducta.
Todos los miembros del hogar (y fuera de él) deberían tener un poco de empatía con las madres, asumiendo que las tareas domésticas y escolares son una responsabilidad compartida por todos quienes viven bajo un mismo techo. Esta cuarentena puede ser una oportunidad, no solo para un aumento en nuestro nivel de competencia tecnológica, sino para un aprendizaje de lo que significa la vida en comunidad y la valoración del trabajo al interior del hogar. Además, es bueno anticipar que muchas de las madres también se enfermarán con el virus y deberán estar en aislamiento dentro del hogar.
Las tareas enviadas por los colegios pueden ser una ayuda para que ellos desarrollen su autonomía, pero es importante tener presente que toda acción educativa debe estar orientada al bienestar de los niños, considerando el contexto en el que están viviendo.