Ocurre que una de las mejores pastelerías francesas de Santiago proviene de… Guinea. El caso es como sigue: ese país africano fue parte de los dominios franceses en África occidental, y a su independencia, fue gobernado por Ahmed Sekou Touré hasta su muerte en 1984. La Mme. Touré ha de haber sido su mujer, y así se explica el nombre de esta pastelería, fundada por un inmigrante de Guinea. Lo interesante es que la influencia francesa en la repostería de ese país hizo posible la formación en esa tradición de un emprendedor pastelero de altísimos méritos y, posteriormente, la fundación de este local, pequeño, pero que ofrece una gran variedad de productos de excelente calidad.
En nuestra visita hemos catado una estupenda torta Ópera (que ya es un clásico de la repostería francesa, inventada en París hacia comienzos del siglo XX): reúne, muy bien armonizados, la textura y los aromas de las almendras, el chocolate y el café (se puede comprar la torta entera a más o menos $16.000 o por porciones, a $2.500). Buena fue también la torta Fraiser que probamos. En cuanto a las tartas (de nuez, de limón y de maracuyá), perfectas las tres. La tajada del fondant de chocolate alcanzó el zenit: es de las cosas más finas y deliciosas en repostería que hayamos probado últimamente.
La variedad de productos es amplia e interesante. Debemos decir que incluye ciertas mousses, que se han puesto de moda en las pastelerías, y que, salvo la que aquí probamos, de chocolate, dejan muchísimo que desear (esta de chocolate fue deliciosa, lo mismo que la de limón). Y otro recurso de que echan mano los pasteleros, los cheesecakes, que dan lugar a preparaciones muy, muy deficientes, aquí son de altísima calidad: magníficos los cheesecakes de frambuesa (maravilloso), de arándanos y de galletas Óreo (quizá el menos interesante de los tres, pero también de buena factura).
Catamos también otras tortas, que se venden, como ya es usual, en rebanadas (o, si se quiere, enteras): la popular de zanahoria fue aquí muy buena; la de chocolate con frambuesa, también muy recomendable. Y mención aparte merece la espléndida torta de chocolate y moka, auténtica moka, de poderoso sabor y aroma a café, que ya ha desaparecido prácticamente de nuestro país (cosa rara: a medida que aumentan aquí los cafés y el gusto por el buen café, desaparece la moka y los helados de café y otras formas estupendas de usar este grano).
Igualmente excelentes que las preparaciones ya mencionadas son los éclairs, de los cuales probamos uno de crema de vainilla con glaseado de chocolate. Y sin tacha fueron los macarrones que probamos, de entre muchos de diferentes sabores y aromas.
Habremos de recomendar sin reservas esta pastelería, que ofrece además galletas y algunas viennoiseries. Ciertamente se distingue en Santiago como una de las mejores.
Alonso de Camargo 7017, Las Condes.
(*) Hasta el cierre de esta edición, estos tres locales contaban con despacho a domicilio.
(*) El funcionamiento de los locales depende de las decisiones que tomen las autoridades correspondientes.