No sólo los agoreros verdes hablan de un futuro sin bistec. El mismo Mallmann, ese argentino que tira de todo a la parrilla, predice el fin del consumo de vaca (no inmediato, que tampoco es suicida). Por lo mismo, sáquese una selfie si va al Muu del Alto Las Condes, para mostrarle al nieto el registro de una costumbre que —ojalá que no, pero tal vez— sea cosa de un pasado del futuro.
Siguiendo en el mismo estilo de su previa apertura en Parque Arauco, este es un lugar que no se complica con una carta extensa. Va directo a la carne, con algún pollo y pescado indeterminado, algún champiñón relleno, pero sin desviarse de lo que se deduce de su bautizo. Entonces, para partir, un carpaccio digno de aplauso ($7.800). ¿Por qué? Porque en general, el 90% de las veces, esta carne cruda cortada en láminas viene con agua, semigélida o quemada por el frío. En este caso no, aparte de venir coronada con harta rúcula, unas láminas de parmesano, sus abundantes alcaparras y unas pinceladas de salsa bearnesa —esa de mantequilla, huevo y especias— que no son muy heterodoxas, pero que funcionan realmente muy bien. A la par, unas tostadas.
Luego fue el turno de la carne sobre el fuego. Un filete pedido tres cuartos ($10.800), corte mariposa (por un tema de impaciencia de la prole), blando del verbo mismo. El otro trozo de animal pedido fue un caballito de batalla del lugar, el flat iron ($8.800), una pieza que proviene de la punta paleta, que es mucho más gustosa e igual de blanda que el filete (un corte tan vilipendiado por los cocineros, por fome/magro, dicen ellos). Se pidió la sugerencia del punto y llegó más tirando a rojita, perfecta. Y junto a ella una ensalada de verdes variados, servida en el contenedor más hípster/fashion y más incómodo imaginable para aliñar este pasto: un tazón enlozado. Ya, está claro que en Muu la carne manda, pero tampoco tienen que ser tan hostiles con la clorofila, caballeros.
El otro acompañamiento fue un a lo pobre ($3.900), con buenas papas, huevo a punto y de yema muy de atardecer nipón y la cebolla demasiado dulce. ¿Cebolla muy nueva? ¿Espolvoreo de azúcar? Vaya uno a saber.
La atención, a tiempo aunque algo distraída. ¿Y la sensación final? Feliz, porque se manejan con la carne, pues.
Mirador del Alto, Las Condes. 273537647.