La idea promete: Un mundo que llegó a la modernidad evolucionando desde el pasado mítico de las historias de fantasía que todos conocemos. Así nos encontramos en una ciudad no muy distinta a las nuestras, pero donde conviven elfos, centauros y otros seres míticos, incluyendo unicornios que se comportan como perros callejeros. Lo importante para la historia, sin embargo, es que toda la magia que alguna vez reinó en la Tierra ya no existe, olvidada bajo el peso de la vida moderna. Aquí, dos hermanos adolescentes de personalidades disímiles (uno es un perno retraído; el otro un metalero avasallador) reciben un regalo de su difunto padre: Un báculo que le permitirá volver a la vida por un solo día. Todo esto es la excusa para lanzar a los dos jóvenes en una cruzada llena de personajes pintorescos, aventuras y —como es de esperar en un estreno Pixar— mucha emotividad. Y si bien la película hace todo más o menos bien, el resultado final está lejos de alcanzar las altísimas cotas que le dieron al estudio de animación su envidiable reputación. Encuentros forzados entre personajes, una animación correcta, pero que nunca llega a impresionar, y un manejo del humor y la emoción que se siente más calculado que orgánico, hacen que la película pase de curso, pero sin llegar a destacar. Un filme que se deja ver y que tiene buenos momentos, pero que parece relegada desde ya a la segunda división del catálogo Pixar, y que trata, paradójicamente, de la falta de magia en un mundo que alguna vez la tuvo a destajo. Una lástima, especialmente considerando lo mucho que se espera del alumno aventajado de la clase.
“Onward”. EE.UU., 2020. 102 min. TE. En cines.