Si después de todo lo comentado en semanas anteriores necesitáramos todavía más pruebas de que esta zona Laguna/Maitencillo se está transformando en un fenómeno culinario de la mayor importancia, hela aquí.
Hemos visitado el Sunset Lounge (confusamente escrito “5unset”) en Maitencillo y lo que hemos conocido es absolutamente sorprendente. La cocinera, Bianca Carrasco, es “nacida y criada” en la zona de Puchuncaví (igual que otra estupenda cocinera de otro estupendo bistró cercano). O sea, hay aquí un potencial culinario “autóctono” de la mayor calidad (para no mencionar a otros dueños de bistrós que, sin ser de aquí, viven ya en esta zona permanentemente). El restorán está abierto todo el año, o sea, no es un volador de luces veraniego. El servicio fue muy amable y ágil (15 minutos exactos para el primer plato). El lugar está muy agradablemente decorado (si la musiquita fuera un poco más baja, sería todavía mejor). Pero veamos los platos.
Siendo la carta de inspiración claramente “nikkei” pensamos que nos íbamos a encontrar con una oferta adocenada, como la de centenares (quizá miles) de otros lugares análogos. Pero el tiradito de salmón con tártaro de palta ($9.900), que fue riquísimo (las tajadas de salmón cortadas de un grosor que permitía apreciar el sabor del pescado), venía espolvoreado con unas semillitas tostadas que le daban esa cosa chispeante propia de la cocina limeña: ¡era quínoa tostada! Bien por la ocurrencia. Y, luego, nos enfrentamos a algo que no puede describirse sino como obra maestra: pedimos “coliflor crocante” ($8.900), pensando que nos iban a mandar unos cuantos fritos, pero llegó una coliflor entera, ligeramente apanada, de fritura intachable, puesta sobre una camita de humus con chorreaduras de chimichurri. Esto sí que es grande: el gaznápiro chileno no come coliflor por pura mala crianza, por lo que ofrecer en la carta un plato así supone coraje y confianza en sí mismo. Confianza ampliamente justificada: el plato, inspirado en usos peruanos, es maravilloso y, no obstante el tamaño de la hortaliza, es casi imposible no comérselo todo (en verdad, como entrada, es para dos). Recordamos que, hace algunos años, un gran restorán santiaguino ofreció un risotto con coliflor y cordero que duró poquísimo. ¡Y pensar que la Du Barry, amante de Luis XV, se alimentaba en Versalles casi solo con coliflor! Este solo plato pone a Sunset en una categoría superior.
El “arroz chaufa con camarón” ($10.900), de enorme tamaño, llegó con la tortilla de huevos puesta encima, como boina vasca, y es el más delicioso que hayamos probado jamás, en el Perú o aquí: gran cantidad y variedad de verduras cocidas al dente, con camarones que pasaron a segundo plano. Y la plateada braseada “a la oriental” ($11.900) pecó venialmente de venir demasiado posesionada de su marinada dulce: la hubiéramos preferido menos azucarada.
El lingote de limón y el cheesecake de frutos rojos, finísimos, sobresalientes.
Sobresaliente lugar.
Av. del Mar 2681, Maitencillo. 953806061.