En general, los padres, especialmente aquellos que tienen una alta valoración de los procesos educativos, tienen la sensación de que educar a sus hijos es su tarea prioritaria, destinando muchas energías y recursos para entregarles la mejor educación posible, lo cual está muy bien. Sin embargo, a veces dejan poco espacio para que los niños se hagan auto-responsables de su aprendizaje y de cómo quieren hacerlo, para lo cual es necesario escuchar sus ideas sobre cómo aprender.
La novela autobiográfica de Tara Westover, “Una educación”, nos habla del poder transformador de la educación y de como ella, con autodeterminación, pudo superar la brecha educativa que tenía con sus compañeros de universidad. Ella vivió toda su infancia en una situación de aislamiento, bajo el dominio de un padre y un hermano maltratadores, portadores de enfermedades mentales no tratadas. Todo ello sucedía en el marco de una educación religiosa mormona fanática y restrictiva. Durante su infancia, no asistió a la escuela ni fue a un hospital y trabajó duramente bajo la dirección de su padre, con alto riesgo físico. La madre tuvo una actitud de negación ante lo que veía y no supo cuidar ni proteger a sus hijos, especialmente a sus hijas mujeres, de la violencia a la que estaban sometidas y que se aceptaba como natural. Sin embargo Tara, en un proceso maravilloso, logra a través de la educación transformarse en una persona diferente.
“De niña esperaba desarrollar mi mente, acumular experiencias y consolidar mis decisiones para tomar forma hasta adquirir la imagen de una persona. Esa persona, o esa imagen de una persona tenía un sentimiento de pertenencia. Yo era de la montaña, de la montaña que me había creado. Solo con el paso del tiempo me pregunté si acabaría como había empezado; es decir, si la primera forma de una persona es su única forma verdadera”.
La respuesta a esta pregunta la da la descripción que ella hace de su propósito de educarse, proceso que la lleva a liberarse de su familia. Resulta muy evidente que su proceso de resiliencia para convertirse en lo que llega a ser lo encuentra en la educación y en sus profesores.
En una entrevista, insiste: “A veces uno tiene una idea que se le transmitió en la infancia y no la descarta, pero sí la puede modificar y evolucionar. Mi padre siempre dijo que uno es quien mejor puede enseñarse a sí mismo. Él despreciaba a los profesores. Yo, sin embargo, que respeto a los profesores, también valoro esa idea que me transmitió de hacerse uno mismo, de que uno tiene que responsabilizarse de su propia formación”.
Actualmente los caminos para aprender son muchos y basta tener un propósito de aprendizaje para encontrarlos. Escuchar a los niños y validar sus intereses en lo que quieren aprender y dejarles espacio de libertad para desarrollarlos, ayudará a que aprendan a auto-responsabilizarse de su aprendizaje.