Este local de Bilbao casi con El Bosque partió más pequeño, y más hogareño, y mejor atendido, y luego se amplió. Hoy anuncian apertura de filial, donde alguna vez estuvo el supermercado familiar Brusoni (oh, qué viejazo) en calle Infante con Clemente Fabres. Pero ese futuro se conjugará más o menos perfecto, dependiendo de una definición vocacional de La Popular. Porque partió —de hecho, no como relato— más como restaurante que hacía masas, y la experiencia reciente fue de una amasandería que ofrece de comer.
De entrada, hay que pedir y pagar en la caja. Y eso de que le pregunten a uno por la propina, siendo que todavía no ha sido atendido, resulta inquietante. Porque esto no es “Minority Report” (esa distopía de Philip K. Dick en que la gente es condenada por crímenes futuros, si no lo sabe).
Luego, no es que haya sido lento el servicio, pero tampoco fue para aplauso cerrado. Y con solo un par de mesas más ocupadas.
De lo pedido, se optó por un par de sartenes. Uno con burrata, ese primo hermano aventajado de la mozarella, rodajas de tomate asado y harta aceituna ($7.000, que es barato, considerando lo caro del queso este). La otra sartén es una maravilla por $5.000: dos huevos pochados, media palta, mucha rúcula, pastrami en generosa presencia y algunas rodajas de pepinillos en vinagre. Todo esto acompañado de una abundante y variada panera.
Luego, dos pizzas, las dos en extremo poco rígidas (parecida a las pakistanís, tipo mega pan pita, del ya desaparecido Karashi spice). Y con exceso de queso ambas, lo que en la vegeta ($8.000) hizo que los vegetales —berenjena, zapallito y pimentones—, cortados en cubitos minúsculos, ni se sintieran. Menos aún con un abundante drippeado de pesto. En la otra, de jamón crudo con rúcula ($8.500), la presencia del chancho y el pasto sirvieron para compensar la abundancia de queso. En fin.
Ya terminado casi todo, pasaron cerca de veinte minutos antes de que alguien ofreciera retirar los platos y lo que quedó de pizza. Entonces, si había alguna intención de pedir un rollito de canela o galletón para concluir dulcemente, digamos que la dejadez ambiente no ayudó.
Ojalá definan mejor su identidad.
Francisco Bilbao 2793. 232244958.