La motivación es producto de un conjunto de factores que llevan a las personas a querer realizar una acción. Se distinguen motivaciones intrínsecas y extrínsecas. Son intrínsecas cuando el interés por realizar algo parte de la propia persona, por ejemplo, entrenar un deporte. El interés personal facilita la autonomía, mientras que recompensas o sanciones son motivaciones extrínsecas para realizar actividades menos atractivas, como ordenar la pieza o hacer una tarea difícil por la que no existe interés. Es deseable que las actividades y aprendizajes que se propongan a los niños y jóvenes tengan componentes automotivantes. Si la tarea es difícil, la desmotivación se hace doblemente cuesta arriba.
En su libro “La película de la vida”, Maite Carranza, autora dos veces galardonada con el Premio Nacional de Literatura Juvenil español, presenta a una protagonista de doce años, cuyo padre ha desaparecido y su madre es una actriz hospitalizada por una depresión, empobrecida y sin trabajo. A pesar de todo, la niña es resiliente y percibe los gestos de apoyo de su entorno, ante los que comenta: “No hay nada como dar un golpecito en la espalda a alguien y decirle que crees en él para que tire para arriba”.
La motivación es un elemento esencial en el aprendizaje y en la consecución de proyectos, y saber motivar es un arte. Ayudar a los hijos a conectarse con lo que los motiva los impulsa a rendir mejor y constituye, además, el mejor camino para orientarlos en sus tareas, conservando un vínculo positivo con ellos y de ellos con su aprendizaje.
Elegir las razones y los momentos en la organización de la agenda de los niños puede hacer la diferencia en su motivación para aprender. Por ejemplo, cuando un niño está de humor positivo es más fácil que aprenda y memorice que cuando lo intenta con desgano y en ánimo negativo. Estar motivado y considerar que lo que se hace es importante estimula a tener una voluntad positiva frente al esfuerzo para lograr el objetivo.
Una buena motivación hace la diferencia entre incentivar el interés por una tarea o cargarla con significados que desmotivan. Hacer sentir a los niños poco competentes o humillarlos por su falta de habilidad solo conduce al rechazo frente al tema de que se trate. Por el contrario, hacerlos sentir competentes les dará energía para enfrentar los desafíos.