Agradable que le den a uno buenas noticias. Pues, aquí va, Usía, otra buena noticia sobre éste, que hasta hace unos años era apenas un lugarejo para comprar verduras, y que se ha transformado hoy en un verdadero centro de calidad gastronómica: la Laguna de Zapallar, colindante con Maitencillo, notable también por sus interesantes restoranes.
Hemos visitado, en Laguna, un bistró que está establecido aquí hace unos cuatro años, La Choca, y que, como tres o más del lugar, podría estar en París: así es de buena su cocina, descomplicada, bien hecha, sabrosa y barata (por si cree Usía que los tiempos del “bueno, bonito y barato” ya son cosa del pasado…).
La carta de platos es breve y bien pensada, y la de vinos, también breve, apropiada y de excelentes precios. El servicio, amable y ágil. La decoración, simpática, adecuada al carácter del pueblo.
Comenzamos con una entrada, el pulpo al olivo ($8.600) que podría haber caído en el adocenamiento, pero que nos puso frente a un molusco blando, con una salsa fina y bien equilibrada. Buena porción, además. Excelente partida.
Nos fuimos, luego, por los choritos marinera con porción de papas fritas ($6.200): por fin hemos salido de los detestables “choritos al vapor”, que vienen en un caldo desabrido a más no poder porque le han echado agua para hacerlo cundir. Aquí, diríamos que el caldo, hecho con cebolla, vino blanco y hierbitas, era la estrella del plato: un verdadero placer, y en cantidad tan abundante que tuvimos que renunciar a lo que nos quedaba en la olla para hacer espacio a lo que venía después. Nuestra única observación es que las papas fritas venían sobre los choritos, cayéndose al caldo y perdiendo con ello su crocantez, que es su mérito. Fácil corrección.
El chupe de jaiba con coco ($9.500) fue de gran finura: sin excesivo queso (la espada de Damocles de los chupes chilenos), de buena consistencia (ni espeso ni aguachento), en su lebrillo de greda que le comunica ese sabor único que proporciona ésta. De nuevo, un gran plato. ¿Podrían, por favor, conseguirse unos lebrillos un poquito más grandes? Uno queda con gusto a poco.
Y ¡las lentejas con costillar de chancho! ¡Y a $6.800! Mire, Usía: son contados con los dedos de una mano los bistrós que, en Chile, se atreven a ofrecer un plato tan magnífico como el de lentejas. Verlas en la carta y pedirlas, fue todo uno. Lentejas chiquitas, cocidas con verduritas bien picadas que las secundaban muy bien, y con un trozo de muy buen costillar de chancho al medio. Qué gozada. Nuestra observación es que, con unos minutos más de cocción, las lentejas hubieran quedado más suaves.
Postres: uno, perfecto, de tres chocolates ($4.500), y un flan de coco ($3.500) al que le sobraron unos minutos en el bañomaría.
Lugar recomendabilísimo.
Carlos León Briceño 779, Laguna de Zapallar.