Parece consecuencia de una afortunada conjunción gastronómico/astral. A fines del año pasado se abrieron tres sorprendentes lugares orientales en el mismo sector: Mr Han's, Ramen Ryoma y el lugar del que se procederá a hablar/alabar, Mama Chau's. Instalado en ese singular pueblito estilo inglés (descripción generosa, dirían los fans de “Downton Abbey”) entre Santa Magdalena y General Holley, oficia en un local pequeño, con una mínima barra y pocas mesas dentro y fuera. Esta escasez de espacio no invita mucho al almuerzo grupal y tampoco a andar con mochilas. O sea, vaya livianito y en pareja, o pida para llevar. Porque aparte de este mínimo lamento —y de que el bao vegetariano es algo desabrido, sorry—, TODO lo comido en este lugar es ma-ra-vi-llo-so.
Lo principal y único es su crepe de Shandong (entre $5.100 y $5.600, depende del relleno). También conocido como jianbing, es una gloria de la cocina callejera china, al punto que la ciudad de Tianjin quiere poner reglas para cocinarlo (aunque también es propio de Beijing y… Shandong). En fin. Se trata de un crepe bien grande, con huevo, el que se dobla de forma tal que incorpora varias cositas en su interior, entre lechuga y otros, animales o no. Espolvoreado en semillas de sésamo, y con algunas gotas de una salsita hot, es una comida completa (para alguien de apetito escueto, no un servidor). La verdad es que no hay en la capital nada parecido en texturas (entre blandito y crujiente), ni en sabor. O sea: si le gustó, solo aquí. O sea: se volverá adicto de un único proveedor.
El problema —y ojalá hubiera más de este tipo de problemas— es que también ofrecen en este lugar de los mejores dumplings y baos de la ciudad. Uno que ha sido martirizado en pelables locales con unas empanaditas al vapor que son pura masa y poco relleno, aquí puede solicitar cinco unidades rellenas de un inolvidable chanchito —hay no animales también— especiado a $3.500. Con los baos, lo mismo. Cuántas bolas de masa sin sabor, rellenas de alguna pasta espantosa. En cambio aquí el de pollo (la gloria) y, nuevamente, el de chancho ($1.900) son como para que el infante —o el cinéfilo— pueda probar de primera mano lo que vio en “Kung Fu Panda”. El de relleno vegetariano quedó un poco al debe. En textura no, en intensidad de sabor sí.
Para beber, té frío o el con bolitas de tapioca en su interior (el bubble ese). También hay menú diario y algunas masitas dulces para terminar. Pero el crepe y los dumplings y los baos hacen de este lugar un imprescindible. Sin mantel, pero de sabor fino.
General Holley 50, Providencia. 96549291.