He visto violar la ley, la “declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite” (A. Bello).
Vi en 1957 la lucha por el alza de los pasajes que derivó en el estado de sitio declarado por el Presidente Carlos Ibáñez, con 18 muertos.
Entre 1965 y 1969 viví las tomas universitarias. Y luego de la elección del Presidente Salvador Allende en 1970, el asesinato del general René Schneider. Vinieron las conversaciones y asumió el Presidente electo.
Y luego, viví las tensiones durante el gobierno de la Unidad Popular. Y el arte. Y los poderes del Estado.
Y vino 1973, con los exilios, las torturas, los asesinatos, otra economía, las protestas, el cardenal, los regresos.
En 1983 participé en “Hacer país”, encuentro que organizó el P. Percival Cowley. Conversando en crisis. (“Hacer país, XII semana social de Chile”, Santiago).
Dijo allí el profesor de Derecho de la U. de Chile Eduardo Palma G.: “¡Quién dudaría que el miedo preside hoy nuestra convivencia nacional! (…) la amistad cívica entre compatriotas está severamente afectada, pues la desconfianza se ha instalado en la vida social de los chilenos”. (p. 149).
Y dijo Domingo Namuncura, trabajador social especializado en pueblos originarios: “El conflicto social puede ser superado. Esa es nuestra confianza. Podemos luchar —y debemos hacerlo cada vez más intensamente— para que desaparezcan las desigualdades sociales y económicas; para que nunca más en nuestra patria el disentir sea un delito y por ello se exilie, se torture o se haga desaparecer a un adversario o un enemigo político”.
Agregó:
“Esta irracionalidad política de la guerra y de la militarización que ha invadido nuestro territorio podrá ser desterrada de nuestra historia próxima. Pero esta esperanza requiere (…) comprometernos más libremente con los marginados, para descubrir nuevos medios de lucha contra la injusticia, para vivir —en definitiva— aspirando siempre a ser consecuentes con los valores que sustentamos.” (p. 229).
Para conversar, en 2017 participé en los cabildos a que convocó la Presidenta Michelle Bachelet sobre una nueva Constitución. Temía encontrar militantes fanáticos; me sorprendió la cordialidad, la discusión, el respeto, la diversidad; gente… de Ñuñoa, La Cisterna, Vitacura, Santiago, Quinta Normal, San Miguel (Logré convencer de la importancia de mantener la autonomía del Banco Central). Quedamos conectados por internet; hace tiempo que no nos comunicamos.
Cambiados los tiempos, hoy la inequidad subsiste. Surge ahora la explosión social. Pero he visto también aparecer consignas duras en instancias de conversación.
Justo ahora, como en 1970, 1983 y 2017, es hora de conversar. El miércoles pasado, el senador Francisco Chahuán, presidiendo la comisión Desafíos del Futuro del Senado, describió rutas que abrirá la Cámara Alta para que la academia reflexione y aporte.
Necesitamos comprender. Es la hora de las humanidades y las ciencias sociales.