¿Son las tareas un puente entre la familia y el colegio, o más bien crean un abismo entre ellos? Con frecuencia me encuentro con personas que me piden que escriba sobre ciertos temas de su interés, y uno de los más recurrentes son las tareas para la casa, que aún se mantienen en muchos colegios. Nora Elichiry, coautora del libro “Aprendizaje situado”, se pregunta ¿para quién son las tareas y para qué sirven? Ella sostiene: “Así, los deberes forman parte de las rutinas diarias de la mayoría de los escolares y si bien tienden a ser aceptados como normales, su cumplimiento suele ser un punto de conflicto entre padres, docentes y alumnos. En el discurso de los padres se reitera el tema de las tensiones ligadas a las prácticas de realización de deberes, como una pesadilla diaria”.
Al parecer, tanto padres como alumnos se sienten abrumados por lo que consideran exigencias escolares desmedidas. Al indagar sobre el origen de esta demanda, he recibido distintos testimonios.
Matilde, de 14 años, argumenta:
“Estoy contra las tareas aunque soy buena alumna; lo que me molesta es que al final de la tarde algunas de mis compañeras empiezan a pedirme las respuestas por WhatsApp. Si no lo hago, comienzan a llamarme egoísta. A veces, quienes me han copiado las respuestas se sacan mejor nota”.
Diferente es el caso de Matías, de 13 años y con un rendimiento escolar promedio, quien argumenta contra las tareas diciendo:
“A mí, las tareas me angustian. Llego cansado del colegio después de clases, porque casi todos los días tengo entrenamiento o talleres. Finalmente, cuando empiezo a organizarme para hacerlas o estudiar las pruebas, ya no tengo ninguna gana”.
Tal como dice Matías, algunos especialistas han planteado que las tareas cuando son excesivas, representan una intromisión del colegio en la familia. Los padres, al volver cansados de su trabajo, llegan con ganas de estar con sus hijos, pero se encuentran con estas demandas escolares.
Es necesario repensar juntos, familia y contexto escolar, las tareas. En algunos establecimientos escolares han consensuado el lunes sin pruebas ni tareas, para que el fin de semana sea realmente reparador para padres e hijos.