Hace un par de décadas era muy, pero muy difícil encontrar un buen curry en la capital. Y los primeros lugares dedicados a la cocina india eran tan escasos como lujosos (hubo uno hasta con elefante en la inauguración, ¡uf!). Eso en el pasado, porque hoy proliferan los sitios pequeños, sencillos y sin mucha parafernalia donde se puede acceder a alguna colación más que exótica que ronde los cinco mil pesos. Si hay hasta uno peruano/indio llamado Bollyfood… En fin. Uno de los más recientes queda en Seminario al llegar a Rancagua, y se llama Daawat grill. Con buena mano en general, y algunos bemoles (no había papel en el baño, ojo), están partiendo recién. Entonces, los impacientes están advertidos.
En medio de mesas que daban cuenta del menú de almuerzo (fondo, arroz, pan indio, bebestible, a $5.490), se partió por dos entradas para compartir. Un mix de vegetales fritos rebosados —mix veg pakora ($4.990)—, no tan bien fritos: algo aceitosos. Y trozos de queso hecho al horno tandoor con tres salsas distintas —un mix de paneer ($4.990)—, no tan horneado, pero igual tan sabroso como colorido.
Luego, acompañando con lassi —una bebida de yogur, en este caso de mango, ideal para los picores—, llegaron los fondos. Impecables. Primero, para dejar descansar al clásico plato de cordero, el rogan josh, se optó por el muy picante mutton vindaloo ($3.900). Realmente infernal. Un sufrimiento buscado y encontrado, el que se podía compensar con los traguitos de lassi y con el colorido arroz con frutas confitadas, el nav ratan pulav ($3.990). A la par, dos panes: un naan ($1.200) y un kulcha, con cebolla ($ 1.700). El otro plato, un guiso de papas, coliflor y arvejas —algo gobi mutter ($4.990)— es una de esas maravillas que hacen de la comida india un punto de encuentro feliz para las familias vegetarianas/carnívoras.
En resumen: poca demora, buena atención —gentil e informada—, lugar sencillo (aunque los platos servidos en fuentes de greda le restan algo de exotismo, la verdad) y buena mano en general. Eso sí, más cuidado con algo: la estética sí importa. Y el cilantro picado algo oscurito cumple con el sabor, pero queda al debe con la apariencia.
Seminario 118. 958629575.