Alfonso Tadeo, mi nieto de año y medio, me llama.
Le dedico mucho tiempo. Están prohibidas las pantallas, apago mi computador. Él toma un rollo de papel higiénico y comienza a deshacerlo. ¡Qué manera de aprender con las manos! “Mens et manus”, el lema del Massachusetts Institute of Technology, el MIT.
El Dr. Nevan Hanumara, del MIT, defiende el hacer manual. El viernes, cerró un taller creativo para jóvenes en vacaciones de invierno en la sede de la Fundación Mustakis, en Recoleta. Construyeron en una semana, cada uno, un instrumento musical nuevo, y dieron un concierto final con Pedro Greene, baterista.
Hanumara trabajó, entre otros, con el Dr. Leonardo Leottau, ingeniero colombiano proveniente de la U. de Chile, jefe del programa de ciencia y tecnología de la Fundación Mustakis. Vi la experiencia. Invención práctica, innovación productiva, un quehacer emocionante gracias a la música.
Los jóvenes y las jóvenes habían postulado enviando un video: sin problemas en el mundo digital, debieron sumirse en el mundo físico para construir.
Cada uno ideó un instrumento experimental, por ejemplo, integrando cuerdas y membranas. Lo presentó, explicando su funcionamiento, gracias a que conocieron la física, la acústica, y la historia del ser humano creando instrumentos musicales.
Cada cual explicó cómo su instrumento conmovería. Y las dificultades de diseño, la ingeniería que había detrás, para que funcionara bien. El Dr. Leonardo Leottau cuenta cómo las decisiones iban aterrizándose.
Desde el primer día pasan al taller: con maderas, herramientas, máquinas. Muchos serán expertos en Instagram, pero no saben usar un martillo ni un destornillador. A poco andar, “se dan cuenta de que son capaces de hacerlo”. Pasan pronto de lo concreto, de aserrar una pieza, a vislumbrar el resultado final.
Parten de una idea loca. Pero continúan con el diseño, la construcción, la ingeniería. Este proceso sucesivo les servirá para la vida. No basta la idea inicial.
Observo a uno tomar una sierra y cortar una pieza de madera. El Dr. Hanumara le dice “salió recto, y es tu primera vez, ¡bien!”.
El Dr. Hanumara vino a experimentar y aprender. Cómo generar un proceso de creación ilustrada y pragmática; ingenieril. Al cierre de cada día, el equipo a cargo descubre los aprendizajes y las correcciones necesarias. Toda actividad tiene un efecto: se mide. Y se anota para, al final, impactar la educación.
Hanumara exige a los jóvenes, antes de que empiecen a construir, que presenten un plan. Luego, pasan con sus manos a una obra física. Imposible conseguir este aprender con un computador y una impresora 3D.
Surgen dificultades técnicas, hay apoyos para resolverlas… Como en el MIT, solo existe el “no es posible” para quien quiera quebrar las leyes de Newton, dice el Dr. Hanumara.
Uno de los participantes, Vicente, 20 cm más alto que yo, me cuenta su proyecto. “Yo soy malo para la carpintería”, le confieso. “Nadie es malo para algo”, me corrige.
Aprendió con sus manos… y enseña. Manos y mente.