Desde siempre la atención se ha descrito como una función clave en el aprendizaje. Los últimos hallazgos científicos destacan el rol central que tiene favorecer la integración cerebral, de manera que sus diferentes partes funcionen en forma conjunta, de manera flexible, coherente y estable.
En su libro “El cerebro afirmativo”, Daniel Siegel y Tina Payne hacen la siguiente afirmación: “Donde va la atención, las neuronas se activan y crean nuevas conexiones”, y continúan: “Un jardinero usa rastrillo; un médico, estetoscopio, y un padre puede usar la herramienta de la atención para desarrollar y vincular partes importantes del cerebro del niño”.
Los estímulos que rodean al niño, los temas que se conversan en familia, las experiencias que tiene oportunidad de vivir, van moldeando su arquitectura cerebral de una manera que no es perceptible para los padres, pero que va dejando su huella. Así, un niño que tiene la posibilidad de vivir rodeado de naturaleza y del afecto de sus padres va a ir desarrollando la capacidad de observación y se acostumbrará a generar vínculos emocionales que le facilitarán la convivencia social. Si el sesgo de una familia es centrarse en los problemas y déficits, ciertamente la atención del niño va a centrarse en ellos con consecuencias negativas para su desarrollo emocional. Si por el contrario hay una focalización en los aspectos positivos, la atención del niño se irá habituando a focalizarse y hacer conexiones en la zona de las emociones positivas.
Dejar que un niño se desplace libremente, escogiendo las actividades y los estímulos que llamen su atención, también facilita la focalización y permite que se sintonice consigo mismo. Seguirlo en sus intereses en una atmósfera libre va a favorecer los vínculos con las personas que lo cuidan, ya que lo hará sentirse aceptado para encontrar sus dimensiones más positivas. Esto va a ser clave para generar un proyecto personal que esté acorde a sus fortalezas
Pensar que prestar atención a un niño produce una activación a nivel neuronal y que ello lleva a una conexión que favorece la integración cerebral nos hace reflexionar acerca de qué estímulos les vamos a presentar cotidianamente.