Corría el año 2000 cuando el ahora fallecido John Singleton decidió volver a poner a ese ícono afroamericano que es el detective privado “Shaft” en las pantallas. Interpretado por Samuel L. Jackson haciendo lo que mejor sabe hacer (ser Samuel L. Jackson), la historia era una actualización de todo lo que hizo del personaje un emblema: justicia callejera, sensualidad y ese pegajoso tema central ganador del Oscar. 19 años después, Samuel L. Jackson vuelve a los zapatos del investigador, solo para enfrentarse a un hijo que él no crió (Jessie T. Usher) y que trabaja de analista para el FBI. Unidos por un caso y separados por sus diferencias generacionales, la película es un entretenido pero olvidable ejercicio de nostalgia. No solo por la figura de John Shaft, sino también por las viejas producciones de acción de “pareja dispareja”. El humor es grueso y las balaceras, numerosas, pero es el cariño por los personajes lo que hace volar los minutos y sacar sonrisas, aunque no haya mucho más que eso. Quizás no sea lo que el famoso detective merece, pero es perfecta para una tarde de tiempo libre sin muchas expectativas.
“Shaft”. EE.UU., 2019. 111 minutos, disponible en Netflix.