La premisa es fascinante y los primeros minutos, hipnóticos. Estamos en un futuro donde la raza humana se ha extinguido, y la encargada de repoblar el planeta de seres humanos es un robot altamente eficiente que debe criar embriones en la soledad de un refugio completamente tecnologizado. Esta es la historia de qué pasa con el primero de esos embriones y su relación no solo con esta madre improbable, sino también con el mundo hostil y lleno de secretos que ambas habitan. Por supuesto que las cosas no tardan en ponerse color de hormiga, especialmente cuando aparece el personaje interpretado por Hilary Swank, una sobreviviente del apocalipsis que parece tener todas las razones del mundo para desconfiar del robot que conocemos solo como “Madre”. Una historia intrigante y con tanto potencial, que llega a frustrar que los realizadores hicieran tan poco con ella, limitando sus logros a las buenas actuaciones, diseño impecable, y unos efectos visuales que diluyen con éxito los límites entre lo real y lo digital. Las ideas, lamentablemente, se quedaron en el tintero.
“I am Mother”. Australia, 2019. 113 minutos. Estreno Netflix.