A veces lo que se busca es un poco de sencillez, pero una bien llevada a cabo. Algo que parece fácil, pero que, a la luz de múltiples experiencias dramáticas, se termina reconociendo como un bien escaso. Por eso una sanguchería que lo hace bien, y a tiempo, da como para destacarla. Y como la sazón está nada de mal, más aplauso.
En Sangu trabajan con una carta manejable, con lo justo y necesario. Para otra vez quedará un poco común sándwich de seco de vacuno (esa carne hecha lentamente con chicha de jora y full cilantro), o alguno de los dos vegetarianos, uno con una hamburguesa hecha de lentejas y olluco, una papa a la que es requetecontra difícil sacarle lustre, pero que aquí suena bien. Eso, para otra película, ya que en esta ocasión se decantó por dos chancherías mayores.
La primera fue una hamburguesa “pituca” (a $6.690, como todos los sándwiches no vegetarianos), con su lechuga, tomate, tocino, papa hilo y un perfecto huevo frito, de esos con una yema color inti (sol, pues). La carne rica, el pan fresco. Una felicidad. Lo mismo que un sándwich de chicharrón de reineta, de buena fritura, con ese contrapunto fresco que ya lo da la sarza criolla —esa cebolla pluma alimonada—, a la que se suma una salsa acebichada. Crujiente y chorreante. Otra felicidad.
Ambos sándwiches vienen con papas en gajo fritas —cero lacias— con piel y dos salsitas. Para beber, hay una carta eficiente de cervezas. Pero en esta ocasión, fue el turno de una refrescante y aromática chicha morada ($2.890).
Para rematar, de entre otros postres (todos a $2.990), unos picarones bien crujientes, un postre que ha ido instalándose en la restauración peruana de la capital.
Y todo esto en sus tiempos: menos de 15 minutos para la comida, diez para el postre. Parece simple, pero no lo es. Y, además, todo rico.
Mall Plaza Egaña, cuarto piso, local 4035. 958297210.